¿Cómo ponemos puertas al campo ante un turismo masivo?
Hay veces que hacer turismo por una gran ciudad se convierte en una tarea difícil, donde te puedes ver obligado a sortear multitud de personas que se cruzan contigo en ambos sentidos de la calle. Ir a contracorriente te puede acarrear muchos problemas y lo digo por propia experiencia y porque lo he sufrido en mis propias carnes.
¿Qué se puede hacer para que la visita a una ciudad pase de ser un castigo a una experiencia inolvidable? ¿Cómo podemos solucionar el problema de la masificación turística sin tener que tomar medidas impopulares? ¿Cómo podemos disfrutar del arte, la historia, los jardines, el olor a piedra…? En definitiva, ¿cómo podemos fundirnos y trasladarnos al momento histórico que estamos viviendo si nos rodean miles de personas y ruidos de toda índole?
El turismo masivo agrede a la ciudad, a su patrimonio, a la economía, a la cultura y, por supuesto, a sus vecinos. Por ello, cualquier medida que tomen los alcaldes de los municipios afectados va a ser impopular. ¿Qué hacemos? ¿Qué medidas tomamos para poner puertas al campo? Cualquiera de ellas no va a ser bien acogida.
Hay que decir que también ha contribuido a esta masificación la covid-19. Nos hemos visto ávidos de salir, de volver a descubrir, de pasear por las calles… pero en algún momento es necesario volver a la normalidad por el bien de nuestras ciudades, el entorno y, por supuesto, sus vecinos. Además, el turismo en masa no trae nada bueno para nadie, ni para el visitante ni para el vecino del municipio.
El primero de ellos tiene que soportar precios altos y mal servicio por trabajadores que no están motivados debido a sus bajos salarios, aumento del precio de los alojamientos, restaurantes… Mientras que el segundo tiene que convivir con multitud de personas que invaden sus calles y donde la basura también tiene un espacio importante…
Otro aspecto que también me preocupa y que permiten muchos ayuntamientos de algunas de las ciudades más bellas de España es que edificios históricos tengan ocupados sus locales a pie de calle por franquicias de restauración, lo que provoca que pierdan su esencia y su historia. Los ayuntamientos deberían tomar medidas para ayudar a aquellos comercios históricos que ocupaban esos espacios pero que en la actualidad no se lo puedan permitir.
Así que tomen nota y ahí lo dejo.