- El alineamiento de los ODS con las políticas corporativas y con la comunicación estratégica de las empresas ya es ineludible
- Los ODS son cada vez más importantes para los inversores
- Reportar el Compliance es un aspecto clave para los stakeholders
- Construir una identidad y conseguir una imagen basada en una gestión responsable es clave para las empresas
El 84 % de las 100 mejores empresas españolas más relevantes, según su nivel de ingresos de explotación, ya vinculan con su actividad los ODS en sus Memorias de Sostenibilidad o Informes de RSC. Una cifra, sin duda, muy reveladora sobre la importancia que está adquiriendo la integración de estándares responsables a la hora de establecer políticas corporativas y, lo más importante, el posicionamiento sostenible –la nueva imagen del siglo XXI– de las empresas u organizaciones.
Construir una identidad y conseguir una imagen basada en una gestión responsable es clave para las empresas y organizaciones, sean del sector que sean y tengan el tamaño que tengan. Un informe de KPMG sobre 2020 ha puesto de manifiesto con cifras –como la aludida en el primer párrafo– esta sentencia que ya rondaba desde hace más de una década en los temarios de las grandes escuelas de negocios nacionales y sobre todo internacionales. Las grandes están obligadas a reportar por la Ley 11/18 pero las pymes, la gran red española, no debe quedarse atrás.
El alineamiento de los ODS con las políticas corporativas y con la comunicación estratégica, externa e interna, de las empresas ya es ineludible. Los ODS están marcando la pauta junto a los Estándares de Global Reporting Initiative (GRI) a la hora de estructurar los informes. De hecho, otra de las conclusiones que lanza el estudio mencionado es que el 95 % de los informes que hacen las empresas españolas que más venden se realizan bajo las premisas de GRI. ODS y GRI, por lo tanto, ya han cerrado un matrimonio que marcará la rendición de cuentas de las organizaciones con seguridad en esta década.
Solo hay que hacer un repaso de los grandes temas que se están reportando para ver cómo la ola de cambio sostenible al fin ha llegado a las empresas españolas después de años de retraso respecto a Europa y el resto del mundo. Temas como el buen gobierno, la lucha contra el cambio climático, la reducción de la brecha salarial y la ética e integridad son estrategias clave en las compañías y así aparecen reflejadas en sus herramientas de reporting.
Los ODS son además cada vez más importantes para los inversores al ser una proyección de los problemas ambientales, sociales y económicos cotidianos y más urgentes del mundo. Según el Pacto Mundial, otro de los organismos clave en la ubicuidad de los ODS, existe un sólido argumento comercial para invertir en empresas alineadas con los ODS, las cuales incluyen ayudar a los inversores a obtener rendimientos estables, representar mejor los valores de sus clientes y ofrecer productos financieros sostenibles que los diferencian en el mercado.
Para los inversores, el Compliance –que aparece en la meta 5 del ODS 16– es capital para sus decisiones. La información que se incluye en las memorias de sostenibilidad sobre prevención de la corrupción y soborno es uno de los indicadores clave según pone de manifiesto el estudio realizado. Sencillamente porque estos datos que se incluyen en los reportes de información no financiera y biodiversidad constituyen un elemento central para poder examinar la cultura de la compañía, gestionar la reputación y el valor de marca.
Reportar el Compliance es un aspecto clave para los stakeholders que demandan información clara y transparente al respecto. De las empresas que publican información no financiera, un 41 % de ellas menciona en sus publicaciones el papel del Consejo de Administración en lo que se refiere a la prevención de la corrupción y el soborno, mientras que, por otro lado, un 54 % reporta específicamente el número de casos de corrupción detectados. Por el contrario, un 34 % de las compañías no reportan sobre ninguno de ambos aspectos.
Para la doctora en Derecho, Concepción Campos, de la Universidad de Santiago de Compostela, contar con una herramienta de ética e integridad como es el Compliance, no puramente formal, sino estructural, con la finalidad última de promover el cambio cultural de las empresas, conducirá a esas instituciones a ser más sólidas, a recuperar la legitimidad, la confianza de los ciudadanos y de los clientes. Tomemos buena nota.