A principios de esta década, los lletraferits Toni Sabater y Felip Bens, entre otros, pusieron en común sus inquietudes literarias y culturales, «por azar», según cuenta Sabater. «Nos juntamos un grupo de gente a los que no nos gustaba mucho el panorama literario que había, queríamos hacer cosas nuevas y publicar también las nuestras, desde un punto de vista diferente basado en un valencianismo transversal, que es en el que creemos». Ése fue el embrión de lo que posteriormente se convertiría en la editorial Drassana.
Tras haber colocado alrededor de cincuenta obras en las estanterías, entre las que se cuentan algunas que han alcanzado una resonancia notable como Vent de Cabylia o Del Sénia al Segura, breu història dels valencians, ambas del historiador Vicent Baydal; La balada del bar Torino, de Rafael Lahuerta, para muchos el mejor libro sobre el Valencia CF; la versión del Tirant ilustrada por Paula Bonet; El Cas Forlati, de Felip Bens, recientemente publicado en castellano; o Dies y València, ciutat de campanars, del propio Sabater, es buen momento de hacer balance cuando la Fira del Llibre afronta sus últimos días.
«Creo que hemos agitado un poco la rigidez que había entre lenguas en los ambientes culturales, hemos contribuido a que fueran más permeables y todo se pudiera afrontar con un poco más de ligereza en el mejor sentido de la palabra. Y ya tenemos un catálogo diverso y amplio, de una variedad muy interesante. Tocamos desde temas deportivos hasta de divulgación histórica, narrativa en valenciano y en castellano, gastronomía…», apunta Toni Sabater.
–¿Cuáles son vuestras principales novedades en esta Fira?
-Como novedades, estrictamente presentamos dos. Una novela, Temps de rock n’ roll, del escritor Miquel Torres, de quien ya publicamos con éxito su novela Low-Cost. En este caso, es un recorrido sobre su propia vida apegado a las canciones que han sido importantes para él. La otra novedad es Moneda al aire, de José Ricardo March, disponible en valenciano y castellano, un conjunto de 30 anécdotas, historias interesantes y poco conocidas alrededor del Valencia CF. Pero todavía se pueden considerar novedades obras como Del Sénia al Segura, breu història dels valencians, también disponible en ambas lenguas, que es nuestra obra más vendida y prácticamente la hemos agotado en esta Fira.
-En muy poco tiempo, Drassana ya dispone de sus propios premios: el Premis Lletraferit de Novel.la, y el Diafebus de Novel.la Juvenil, cuya segunda convocatoria expira el próximo día 6. ¿Qué tal va esta aventura de promover la creación literaria con vuestros propios premios?
-Era una ilusión que traíamos desde mucho tiempo atrás y era muy difícil conseguir por todo lo que implica un premio: organización, esfuerzo económico…Y estamos particularmente satisfechos, además, de la recepción y la calidad de las obras premiadas, como en el caso de la novela de Carles Fenollosa Narcís o l’onanisme. Un libro que no se parece a ningún otro, muy provocador, y con una calidad literaria bestial.
-Hablemos de tu faceta de escritor. Recientemente, publicaste Insistències en la llum, que la crítica ha descrito como una mezcla de géneros que se sitúa entre el memorístico y el dietario. ¿Cómo lo definirías tú?
-Pues sí que es una mezcla, no es una cosa ni la otra. Se divide en capítulos bastante breves, todos llevan su propio título. No me pareció que encajara en unas memorias, ni tampoco en un dietario, porque no es exhaustivo en el día a día. Básicamente, el libro se compone de recuerdos con un desorden cronológico absoluto, que incluye asuntos de actualidad con historias del pasado que tengo muy presentes y que deseaba plasmar.
-En cambio, tu primera obra, Dies, sí que se definió como un dietario. ¿Se puede considerar Insistències… como una continuación?
-De alguna manera sí, lo que pasa es que estos libros difícilmente son “continuaciones de”. En uno hay un puñado de recuerdos y en este hay otros. No hay una continuidad cronológica, pero el formato es prácticamente igual. Son obras muy similares y sí, se puede decir que es una continuación, insisto, salvando que no existe un orden cronológico. Pero Insitències en la llum creo que es un libro más maduro, esa puede ser la gran diferencia. No es el mismo quien escribió el primero que quien escribió el segundo, y pienso que se nota.
-Es un tipo de literatura intimista que está viviendo un momento bastante notable. Se habla mucho de «autoficciones», de propuestas de interpretación de la realidad tan compleja y veloz que atravesamos en esta época…¿Lo podrías enmarcar en esa onda?
-Sí, no tanto en la autoficción, más bien en el ensayo, en esa literatura intimista. En ese sentido es más clásico, si quieres. Sí que es verdad que este género vive un auge que rellena el espacio que están dejando las novelas, como la llamada metaliteratura…Un amigo me dijo, y me parece una buerna definición, que Insistències es un dietarismo sui generis.
-¿Tienes obras de la misma línea en mente?
-Ya hace bastante tiempo que me tienta la ficción. Supongo que antes o después llegará un libro parecido a estos. En cambio, me gustaría hacer algo diferente, aunque aún está poco definido. Pero lo que me apetece es ficción.
-¿Qué te ocupa más, tu faceta de editor o de escritor?
-Más la de editor, porque el volumen que ha cogido Drassana es importante y me quita mucho tiempo que seguramente podría dedicar a escribir; lo que pasa es que editar no admite demoras, y escribir es algo que se puede retrasar indefinidamente.