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Ingeniería global y formación generalista

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Jaume Llorca Martínez

Director de la Unidad de Ingeniería. Florida Universitaria.

En cuanto a «ingeniería global», nos referimos no solo a la ingeniería en sí como disciplina y que además se ejerce en un mundo más globalizado, sino también a la versatilidad que requiere esta profesión en un mundo en pleno cambio, que necesita de profesionales que no solo han de tener una base en aquello que académicamente han desarrollado en primera opción como estudios, sino que han de adquirir una serie de habilidades y competencias más allá de estas.

Tecnológicamente se necesitan profesionales que puedan adaptarse rápidamente a los cambios, que sean capaces de reinventarse, pues si no estos acabarán produciéndose con la probabilidad de que el profesional no esté preparado para ello, con el consiguiente peligro de quedar «fuera de juego».

Los nuevos grados en Ingeniería de la rama Industrial (Electrónica y Automática, Mecánica, Electricidad, etc.), y otras ramas como Informática, Telecomunicaciones, etc., reúnen dos características claves (entre otras) derivadas de los objetivos que se plantearon los ministros de educación de 30 estados europeos en la conferencia realizada el 19 de junio de 1999 en Bolonia (Declaración de Bolonia).

Por un lado, que la formación fuese eficiente; es decir, que en gran medida se terminase la carrera en el tiempo establecido y no en aproximadamente un 50% de tiempo superior para el que estaba diseñada (como estaba pasando en las titulaciones de ingeniería en nuestro país), y por otro, que la formación tuviese un carácter más generalista dentro de cada título o especialización, centrada en el proceso de enseñanza-aprendizaje, poniendo más énfasis si cabe en la fase de aprendizaje, y organizada conforme a principios de calidad, movilidad, diversidad, competitividad, etc.

Dos objetivos

Estas características permiten cubrir dos grandes objetivos. El primero es la posibilidad de incorporación más rápida al mercado laboral. El segundo, tener una flexibilidad laboral (fundamental para una mayor empleabilidad), debido a la formación de base y estructural de carácter multidisciplinar, que permite al titulado, no solo la posibilidad de adaptarse y estar preparado para desarrollar su experiencia laboral en múltiples campos, sino que, además, toma (o debe tomar) consciencia de la necesidad de seguir formándose en estos ámbitos multidisciplinares para toda la vida.

Y ello, independientemente de la lógica especialización que el lugar de trabajo pueda requerir y, por tanto, la formación específica que seguirá desarrollando en función del puesto o área de trabajo en que se esté.

Aunque los nuevos planes de estudio puedan ser más adecuados para formar según las necesidades sociales actuales -y en cuanto a «adecuados» hago referencia, tanto a las competencias que se deben desarrollar, como a las metodologías o procesos de aprendizaje que se deben aplicar para su adecuada adquisición-, en este mundo global es necesario desarrollar habilidades de comunicación, idiomas, trabajo en equipo, búsqueda de soluciones, liderazgo, emprendimiento y/o su facilitación, internacionalización, sostenibilidad, compromiso ético y social, etc., que aparecen en las memorias de las carreras de Ingeniería.

Y para ello, no solo es necesaria la formación desarrollada en los cursos específicos de las mismas, sino que también se requiere conocimiento de otras culturas (o más bien entendimiento de las diversidades culturales), formación en historia y ciencias sociales, para que los cambios tecnológicos que se vayan viviendo funcionen de manera adecuada en esta sociedad del conocimiento.

Para que esto ocurra, como ya se ha comentado anteriormente, es muy importante cómo se plantea el proceso de aprendizaje o metodologías que se desarrollan en la formación de las Ingenierías.

Menor paro

Si en la actualidad, en España, estamos aproximándonos a una tasa de paro del 27% (en las edades entre 20 y 30 supera el 40%), en el caso de titulados universitarios se sitúa diez puntos por debajo. Y dentro de esta, entre los titulados en ingeniería en general se sitúa aproximadamente otros diez puntos por debajo; o sea, inferior al 10%.

Y también cabe destacar que los ingenieros son los profesionales más demandados del mercado actualmente: copan seis de las diez ofertas de trabajo más abundantes en el mercado laboral, según Adecco.

Lo más importante de estos perfiles profesionales es su potencial de adecuarse a las necesidades que puedan ir surgiendo y, sobre todo, de reinventarse; tanto en el lugar de trabajo que se pueda estar desarrollando, como a la capacidad de generar su propio puesto de trabajo e, incluso, que pueda generar otros, con las distintas modalidades de empresa que se puedan crear en este caso.

Respecto a estas posibles modalidades de empresa, destacaría en estos momentos el modelo cooperativo (muy referenciado últimamente en los medios de comunicación), que permite una mayor flexibilidad para adaptarse a las necesidades, debido a que, fundamentalmente, el objetivo principal de una cooperativa es la conservación (también la generación) de puestos de trabajo, junto a la obtención de recursos (capital) como elemento clave para el desarrollo (o supervivencia) de la empresa, siendo este componente social clave para la adaptabilidad necesaria en pleno cambio y en un entorno de crisis económica.

Como ejemplo (entre otros) está el Grupo Cooperativo Mondragón (MCC), que ha pasado por varias crisis aplicando en gran medida esta filosofía de formación generalista (CIRIEC-España, Revista de Economía Pública, Social y Cooperativa, nº 67, abril 2010, pp. 75-96), no solo a nivel de ingeniería, sino en distintos perfiles profesionales de empresas del grupo, pero que en este caso se ve favorecido por la modalidad de empresa cooperativa y de grupo de empresas (cooperativa de 2º grado), el cual permite la reubicación o regeneración de estos perfiles, tanto en la misma empresa, como entre empresas del grupo.

Formación generalista

También existen múltiples estudios y ejemplos en los que se ha observado mejora de resultados en grandes empresas industriales y sociedades anónimas debido a la implantación de políticas y procesos de participación, que incluyen un tanto por cien elevado de formación continua generalista.

Como conclusión, se puede decir que la formación generalista es clave para la empleabilidad, debido a que mejora la flexibilidad del profesional, tanto para abordar puestos especializados -pues se parte de una mejor preparación para formarse en distintos ámbitos en caso de necesidad-, y como es lógico, también para otros puestos menos especializados, consiguiendo paralelamente la satisfacción de los trabajadores en general, y de los ingenieros en particular, en este mundo cada vez más global.

www.florida-uni.es

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