Por qué los líderes te hacen sentir seguro

Simon Sinek: Por qué los líderes te hacen sentir seguro

Swenson se hizo famoso por rescatar a un soldado herido y llevarlo a un helicóptero de rescate. La casualidad quiso que uno de los médicos de helicóptero llevara una cámara de vídeo fijada a su casco. La cámara registró cómo el capitán daba un beso en la cabeza al soldado antes de salir de nuevo hacia el fuego enemigo para rescatar a otro soldado.

Sinek lamenta que, a diferencia del ejército, en el mundo de los negocios “damos bonus a personas que están dispuestas a sacrificar a otros” por sus objetivos. El experto considera que es un error pensar que los militares simplemente son mejores personas. La clave está en el entorno. “Si consigues el entorno adecuado, cada uno de nosotros es capaz de hacer esa clase de cosas destacables”.

Cómo generar el ambiente idóneo

Este experto en liderazgo explica que cuando ha preguntado a héroes de guerra el porqué de sus actos, la respuesta ha sido la misma: “Porque ellos lo hubieran hecho por mí”. De ello concluye que debe existir un “profundo sentido de confianza y cooperación” para generar ese tipo de actitudes. El problema, añade, es que la confianza y la cooperación “son sentimientos, no instrucciones”.

Sinek explica que el mundo actual está lleno de peligros que “quieren frustrar nuestras vidas o reducir nuestro éxito”. En el mundo de la empresa pueden ser las alzas y bajas de la economía, los vaivenes de la bolsa o los retos tecnológicos, que son riesgos constantes sobre los que no tenemos ningún control.

“La única variable son las condiciones dentro de la organización, y ahí es donde el liderazgo cuenta, porque es el líder el que establece el tono”, explica Sinek. El experto añade: “Cuando el líder elige poner la seguridad y las vidas de la gente de la organización primero, para sacrificar su confort y los resultados tangibles, entonces la gente se mantiene y siente segura y siente pertenencia. Cosas remarcables ocurren”.

El caso de éxito de Bob Chapman

Bob Chapman gestiona una gran industria manufacturera llamada Barry-Wehmiller en el medio-oeste de Estados Unidos. Como muchas otras empresas, con la recesión de 2008, vio caer la demanda en un 30% de la noche a la mañana y ya no podía soportar los costes laborales del negocio.

Como muchos otros, empezó a sopesar reducir plantilla pero, a diferencia de la mayoría, rechazó la idea. En su lugar obligó a toda la plantilla, incluido el propio CEO, a coger unas vacaciones no remuneradas de cuatro semanas. La idea era que todos sufrieran un poco para evitar un gran sufrimiento a unos cuantos.

Esta decisión, de forma imprevista, desencadenó una reacción inesperada. De pronto, los trabajadores empezaron a negociar los unos con los otros. Aquellos que podían permitírselo empezaron a tomarse más días de vacaciones a cuenta de aquellos cuya situación económica era más complicada. La empresa ahorró 20 millones de dólares en salarios. Sinek concluye que “el liderazgo es una elección”.

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