Álvaro ayuda a su padre, Rafael Fernandez, en la gestión de la empresa familiar desde sus inicios allá por el 2005. Pero, ¿qué tiene de especial este mercado?, ¿cómo se le ocurre a su padre crear un negocio tan original? Él mismo responde a estas cuestiones y nos devela el secreto de su éxito.
Un negocio de recogida y reciclaje de pelotas de glof… ¿de dónde surge esta idea?
Mi padre, Rafael Fernandez, tenía buenos contactos en la industria del deporte y siempre habíamos estado vinculados al mundo del golf. Debido a que estábamos viviendo en Estados Unidos pudimos observar que era un producto que se comercializaba en casi todas las tiendas o distribuidores de golf, pero que en Europa no gozaba de una buena distribución. Fue entonces cuando empezamos a considerar la posibilidad de que podría tener un gran potencial de implantación aquí.
¿Por qué este sector, Álvaro?
Debido a la familiarización profesional de mi padre con el deporte, nuestra vinculación con el golf, y la posibilidad de volver e implantarnos en España que es un mercado importante dentro de este sector y del cual los dos somos nativos.
Todo lo negocio en sus comienzos necesita de una inversión. En vuestro caso ¿cuánto fue necesario?
Es una pregunta difícil de contestar. Al principio empezamos como distribuidora para empezar a desarrollar la red de venta, luego empezamos a captar campos y recuperar las bolas, a partir de ahí nos fuimos encontrando con todos los problemas del negocio, cómo lavarlas, clasificarlas, rupturas de stock, stock de bolas amarillas por la acción del sol… Hasta que optamos por realizar el proyecto completo de la fábrica, que nos parecía la única manera que el proyecto podría tener oportunidades. Hasta el día de hoy la fábrica ha tenido una inversión de unos 6 millones de euros y se espera doblarla en los próximos 5 años.
Hablemos de cifras, ¿cuánto ha crecido hasta día de hoy Replay Balls?
Nuestro crecimiento anual ha sido de casi un 200%. El año pasado reciclamos entorno a los 4 millones de bolas y este año esperamos sobrepasar los 6 millones de bolas. Aunque parezcan cifras muy altas, el negocio de las bolas es un negocio de volumen, y nuestra meta es poder llegar a unos 20 millones de bolas anuales.
¿A qué tipo de clientes os dirigís?
Nuestros clientes varían mucho, contamos con prestigiosos distribuidores como “El Corte Ingles” y “Decathlon”, grandes cadenas de supermercados como Aldi y Target, páginas web y por supuesto clubs y tiendas de Golf. La marca Replay Golf ya cuenta con un reconocimiento internacional como sello de calidad y servicio, y nos enorgullecemos de exportar entorno al 85% de la producción. Lo bueno de las bolas recicladas es que son un producto totalmente ecológico y que se puede vender por múltiples canales que no son lo habituales para las marcas líderes. Una marca líder no puede vender su marca en un supermercado, pero en cambio Replay Golf puede vender esa misma marca líder reciclada en un supermercado como un producto económico, ecológico, y de alta calidad. Es una ventaja significativa.
¿Por qué os consideráis diferentes?
En Replay nos hemos enfocado desde el principio en conseguir un producto de máxima calidad y proporcionar a nuestros clientes un gran servicio. Aunque parezcan dos cosas fáciles en una industria normal de fabricación, en una de reciclado no es así. El producto es abstracto, multimarca, y en el proceso de reciclaje y reacondicionado cuentas con muchas variables. Nosotros podemos decir que hacemos la mejor bola reacondicionada del mundo.
Por otro lado es un negocio que para poder vender las bolas además de procesarlas las tienes que tener, por lo que para llegar a grandes clientes necesitas un gran número de bolas y de determinados modelos. Nosotros tenemos un agresivo plan de reinversión en stock para poder servir a nuestros clientes actuales y poder llegar a nuevos. Fortaleciendo la marca y garantizando la confianza a nuestros clientes.
Otro punto a destacar, es que al ser una fábrica y no una distribuidora te puedes adaptar a las necesidades del cliente en cuanto a personalización de bolas, agilidad de procesamiento, adaptarte a sus necesidades. Nuestra competencia no puede ofrecer estas posibilidades.