Es decir, cuantos menos costes tenga que soportar una empresa, mayor será el margen que obtendrá y, por lo tanto, también su competitividad. Esta percepción de la economía y la actividad empresarial, pero, no tiene en cuenta un factor muy importante: el propio trabajador que desempeña el trabajo. Al final, la relación entre empresario y trabajador es aquélla en la cual el primero ofrece un salario y unas condiciones determinadas al empleado a cambio que éste desempeñe la tarea consignada en el contrato.
Ahora bien, esta tarea no será realizada igual según sean las condiciones que se le ofrecen y las que rodean su práctica del día a día. Se ha demostrado que, a más motivado e implicado un trabajador, mayor es su rendimiento y, por lo tanto, también mejor el resultado de su trabajo.
Por lo tanto, la relación entre la empresa y sus componentes debe de ir más allá de lo estipulado en el contrato. Hay que conseguir configurar equipos motivados, que se sientan cómodos trabajando, implicados en la empresa y que compartan su conocimiento e información con el resto del grupo. Sin ello, una empresa nunca llegará a conseguir los niveles máximos de competitividad y estará malbaratando recursos.
¿Cómo motivar a un equipo de trabajo?
La empresa puede llevar a cabo distintas medidas destinadas a motivar a su equipo. Algunas de ellas, ni tan siquiera precisan de una inversión o gasto. En cambio, pueden generar una diferenciación y valor añadido claves en el mercado actual.
Facilitar la promoción interna
Ante una vacante en algún puesto determinado, especialmente si se trata de alguno de más responsabilidad, es posible cubrir esta posición con alguien de la propia empresa. De esa forma, se transmite el mensaje que, en caso de esforzarse, es posible promocionar y desarrollar una carrera profesional en la compañía. Toda persona, en especial aquéllos que tienen una mayor formación, tienen como objetivo ir desarrollando más responsabilidades en la organización. Evidentemente, no pueden empezar con un cargo alto y son conscientes de ello, pero sí tienen la aspiración de conseguir mejoras en su desarrollo profesional.
No generar disputas entre los mismos trabajadores
La competitividad mal entendida puede ser una fuente de conflicto. Hay empresas que, por ejemplo, cada mes, dicen cuál ha sido el mejor trabajador. Es un error, porque se trata de un tema muy subjetivo y sujeto a distintas interpretaciones. Ello puede generar sentimientos relacionados con la injustica y, como consecuencia, se dirijan de forma inadecuada hacia aquel profesional. Del mismo modo, hacer rankings o parecidos puede conllevar que, en lugar de compartir la información y estimular la cooperación y la confianza, se pongan palos a las ruedas a los compañeros para evitar ser superados en la clasificación. Como resultado, la competitividad y productividad de la compañía se reduce. Por lo tanto, los objetivos siempre tienen que ser globales.
Solucionar cualquier indicio de conflicto
Hay que asegurar una convivencia en el entorno laboral que permita que las personas desarrollen el máximo de su potencial. En un espacio donde hay muchas personas que están juntas durante ocho o más horas al día pueden surgir momentos de tensión. Más en las épocas de mayor actividad o estrés. Ante la más mínima sospecha de problema, hay que intentar atajarlo enseguida antes que se haga mayor. Hay que reunir a las dos partes y conseguir llegar a un acuerdo consensuado. En caso contrario, el problema va haciéndose mayor e implicando a cada vez más componentes de la organización. EL resultado final, distintos bandos enfrentados que difícilmente trabajarán con harmonía.
Facilitar mecanismos para compartir la información
El conocimiento debe de circular por todos los departamentos de la empresa. La información de uno puede ser muy útil para otro. Por lo tanto, hay que facilitar los canales de comunicación y relación para que sea así. Las nuevas tecnologías y aplicaciones de Google (como el Drive) facilitan y agilizan esta tarea sin, además tener que soportar ningún tipo de coste.
Poner variables por incentivos
Especialmente en aquellos trabajos en los cuales hay una vertiente comercial, es recomendable que una parte de la remuneración sea variable. Así, la persona se sentirá motivada a trabajar. Como se ha comentado, son preferibles los objetivos grupales antes que los individuales. De la misma forma, estos objetivos deben de ser fáciles de medir y creíbles. Si no es así, ante la segura imposibilidad de llegar a ellos, no habrá el esfuerzo necesario para conseguirlos.
Disponer de unas instalaciones adecuadas, confortables y con las últimas novedades
Además de las mínimas normas de seguridad y confort exigidas por la ley, en especial en aquellas empresas que trabajan con nuevas tecnologías, es importante tener conocimiento de todas las novedades. Así, el trabajador, por un lado, siente la seguridad y tranquilidad que la compañía dispone de los recursos necesarios para invertir en ello. Además, se transmite la imagen de fortaleza de estar a la última y el trabajador puede desarrollar al máximo sus capacidades.
Facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar
Se ha demostrado que unos horarios más prolongados no significan una mayor productividad. Hay empresas que, más que preocuparse por el horario de sus empleados, marcan determinados objetivos por días o semanas y se mide el cumplimiento de ellos. Mientras se consiga lo estipulado, la persona puede flexibilizar su horario laboral de la forma que estime oportuno. Otras, han visto que el hecho de tener abiertas las instalaciones hasta muy tarde no les es rentable. Entonces, deciden cerrar las luces, por ejemplo, a las siete de la tarde, de forma que todo el mundo debe de salir de allí entonces.
Promover perfiles multifuncionales
No es adecuado para una compañía tener una plantilla en la cual cada persona solamente sepa hacer su trabajo. Ante posibles bajas o días complejos, resulta una pérdida. Por lo tanto, hay que promover que cada persona tenga una idea del trabajo que hacen otros compañeros. Así, se incentiva la cooperación y el propio trabajador recibe una mayor formación.
Facilitar la formación necesaria
Ante cualquier novedad que aparezca o necesidad formativa que aparezca, hay que facilitar los recursos necesarios. Existen los créditos de la formación tripartita, de forma que a la empresa, hasta un determinado número de cursos, les salen gratuitos. Se trata de una ayuda proveniente del Fondo Social Europeo que es interesante utilizar.