Digitalización y crecimiento de las pymes: la carrera no ha terminado
Hace tiempo que la digitalización ha dejado de ser una opción para las pequeñas y medianas empresas (pymes) y más bien, se ha convertido en un elemento vital para su supervivencia y crecimiento en un mercado cada vez más competitivo.
Inicialmente y por lo general, este término se asociaba con procesos más eficientes, mejora de la productividad, reducción de costes y un mejor posicionamiento competitivo. Estos factores permitían a las empresas acceder a mercados poco explorados anteriormente, como el digital o el internacional.
Sin menospreciar todas estas ventajas, es indispensable seguir avanzando en las posibilidades que habilita situarse en este proceso de mejora continua de tal forma que la pyme pueda seguir compitiendo y ganando cuota en un mercado cada vez más maduro.
El siguiente escalón a considerar es la calidad. Es un concepto muy amplio y transversal que afecta a todos los eslabones de la vida de una pyme y que, bien aplicado, mejora el valor de un producto o servicio, permitiendo diferenciarse de la competencia, incrementando la satisfacción del cliente, y consecuentemente, impactando en positivo en la cuenta de resultados de cada compañía.
Independientemente de los casos concretos, en cada empresa existen ciertos estándares o criterios establecidos de calidad, cuyo cumplimiento sitúan a la compañía en un tablero de juego diferente, en el que se puede acceder a otro tipo de clientes más exigentes, pero de mayor volumen y posibilidades.
Antes, certificar la calidad era un territorio reservado principalmente a las grandes empresas, con recursos financieros y humanos significativos para dedicar a esta tarea. Sin embargo, la digitalización ha nivelado el campo de juego. Ahora, las normas de calidad, como las ISO, que solían parecer inalcanzables para las pymes, son posibles en términos de costos y plazos.
Las ISO, son un conjunto de estándares reconocidos internacionalmente, creados por la Organización Internacional de Estandarización (de ahí, ISO) para garantizar que las empresas sigan unos criterios que sean iguales para todos en la gestión de su actividad.
Hasta hace unos años, cualquier empresa necesitaba tener que destinar una parte sustancial de sus recursos a contratar personal especializado en calidad o a externalizar estos servicios. La digitalización ha modificado también esta realidad y gracias a la automatización de procesos es perfectamente posible que cualquier pyme pueda llegar a obtener certificaciones de calidad de una manera más eficiente y rentable.
Este cambio implica un ahorro de costos y representa un salto significativo en la profesionalización de las pequeñas y medianas empresas, que ahora, pueden competir en igualdad de condiciones con las grandes en lo que respecta a la calidad de sus productos y servicios. Ya no se trata solo de un pequeño negocio, sino de una verdadera empresa, con procesos optimizados y estándares de calidad certificados.
Mejora en los procesos, mayor calidad de productos y servicios, cumplimiento de estándares internacionales de calidad (ISO), son conceptos que siguen sonando a gran empresa y que sin embargo hoy están al alcance de nuestras pymes, lo que les permite competir por atraer a clientes más exigentes, con precios competitivos pero justos, consiguiendo que su satisfacción sea óptima, creando así relaciones sólidas y rentables a medio plazo.
Si además pueden optimizar la tesorería gracias a los cobros y pagos digitales, ofreciendo facilidades para pagar a través de plataformas multicanal y aprovechando la ola de la factura electrónica, habrán creado una oferta imbatible que sitúa a cualquier compañía en el camino del crecimiento sano y rentable.
Con la reciente incorporación de Innova Consult al grupo para el que trabajo, pfs, hemos dado un paso más en completar la oferta de valor para las pymes españolas, potenciando la calidad de la compañía para mejorar sus capacidades competitivas en otros mercados, además de la gestión digital de cobro y recobro de su facturación habitual.