El rol de las empresas en el derecho al acceso a un medioambiente sano
¿Existe un derecho humano a un medioambiente sano? Según la declaración de las Naciones Unidas de 28 de julio de 2022, el acceso a un medioambiente limpio, sano y sostenible es un derecho humano universal. Si bien dicha resolución no es vinculante para los estados, sí marcaba el camino para otros entes nacionales e internacionales en la lucha contra el cambio climático.
A nivel europeo, la histórica sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos Klimaseniorinnen c. Suiza del 9 de abril de 2024, vinculaba por primera vez el cambio climático al Convenio Europeo de Derechos Humanos y establecía el reconocimiento de obligaciones positivas en materia climática.
¿Y qué rol tienen las empresas en la protección del derecho humano a un medioambiente sano? Tradicionalmente se había entendido que el respeto a los derechos humanos obligaba únicamente a los Estados, sin embargo, desde hace años se exige a las empresas que respeten los derechos humanos durante todo el desarrollo de su actividad. Por ejemplo, en la mencionada declaración de Naciones Unidas, se instaba no únicamente a los Estados, sino también a organizaciones internacionales y a las empresas a intensificar los esfuerzos para garantizar un medioambiente sano para todos.
Queremos destacar las acciones que puede llevar a cabo el tejido empresarial en la protección y el derecho humano a disfrutar de un medioambiente limpio, sano y sostenible:
- A nivel general, integrando la sostenibilidad y los criterios ESG en su modelo de negocio, lo que a su vez creará valor añadido y ayudará a reducir los efectos negativos de la actividad en el medioambiente.
- Implementando políticas y prácticas que eviten la contaminación y sobreexplotación de los ecosistemas. El objetivo de estas políticas y prácticas tiene que ser garantizar la gestión sostenible de los recursos naturales en la organización y a través de la cadena de suministro.
- Adoptando criterios de economía circular para la reducción y reutilización de plásticos o envases que puedan impactar sobre los ecosistemas terrestres y marinos y extendiendo estos criterios a la cadena de suministro.
- Eliminando el uso de productos químicos, contaminantes o sustancias nocivas para evitar contaminar el alimento, el aire, el agua o el suelo, que impacten en la salud de las comunidades locales o empleados.
- Respetando los ecosistemas y la biodiversidad en las operaciones a través de procesos para evitar impactos negativos donde la empresa opera, no comercializando con especies en peligro de extinción y evitando la contratación de proveedores que fomenten esta práctica.
- Diseñando e implementando planes de mitigación de riesgos, reparación, respuesta y recuperación en relación con los desastres naturales a través de la cadena de valor, especialmente en zonas de alto riesgo.
- Elaborando planes de actuación contra el cambio climático en línea con el Acuerdo de París.
- Fomentando la movilidad sostenible de empleados, proveedores y en relación con la distribución de productos y servicios, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por el transporte.
Cada empresa, en virtud de sus características y su nivel de compromiso, deberá adaptar dichas recomendaciones en su camino hacia la sostenibilidad y la protección del medioambiente. Para ello, será necesario llevar a cabo un proceso inicial de análisis de sus impactos y de contacto con sus grupos de interés.
Independientemente del tamaño de la empresa y el sector de actividad, es esencial adaptar el modelo de negocio de acuerdo con criterios ESG y con las exigencias de la normativa como la Directiva sobre Información Corporativa en Materia de Sostenibilidad, la recién aprobada Directiva de Diligencia Debida de las empresas, la Directiva para la Protección del Medio Ambiente, la Taxonomía Ambiental Europea o la Directiva contra el Greenwashing, entre otros.
Y es que cumplir con los criterios ESG permitirá a las empresas permanecer en el mercado, puede traducirse en una ventaja competitiva frente a los competidores, mejorar la reputación de la empresa, y contribuir en la protección del medioambiente, el derecho humano a un medioambiente sano y a la lucha contra el cambio climático.