Una hoja de ruta para la bioeconomía europea: Estrategia 2025 de la Comisión
Fernando Gómez Hermoso, Technical Manager - European Funds en Euro-Funding
Sobre todo, cuando abordamos un proyecto desde la convicción, la ilusión, la profesionalidad, el conocimiento, y las cosas no salen de inmediato como habíamos previsto; o cuando el camino parece empinarse al límite de lo posible, o diluirse haciéndonos dudar del sentido del proyecto. En estas condiciones es muy importante alcanzar la meta, pero, hasta entonces, tanto o más importante es aceptar el camino que hemos trazado o que el entorno nos ha obligado a adoptar. Mientras nos duren las fuerzas, rendirnos no es nunca una opción.
Viene a cuento este preámbulo por la situación de grave crisis que estamos atravesando como consecuencia de la COVID-19, una pandemia que ha conseguido impactar muy negativamente en la economía mundial como consecuencia de la emergencia sanitaria asociada.
Con el turismo como paradigma de ese impacto, al afectar directamente a los desplazamientos de las personas y al contacto social, claves de la industria de la movilidad, de manera que, como decía Toni Mayor, Presidente de HOSBEC, en el Acto de Navidad de la patronal hotelera, el balance de 2020 no puede ser más negativo; incluso cuando empezábamos a ver alguna luz con la vacuna y con el control relativo, realmente escaso, de la segunda ola, la nueva cepa del virus detectada en Reino Unido y otras que van apareciendo, la irresponsabilidad de unos pocos durante las pasadas fiestas de Navidad, el nuevo cierre de fronteras, los confinamientos perimetrales y las restricciones adicionales, dan de nuevo al traste con las expectativas generadas, en una situación que quiero pensar que es solo coyuntural, matizada por un elemento mucho más estructural, como el reciente acuerdo para el Brexit -que, no obstante, ha empezado a mostrar debilidades inmediatamente-, y apunta a una situación más tranquilizadora que la que era previsible con un Brexit sin acuerdo que estuvo muy próximo a suceder.
La vacuna y el pacto del Brexit aportan luz a este túnel que estamos atravesando y que sin duda superaremos, para volver a divisar un horizonte que se parezca al que vislumbrábamos antes de las emergencias actuales. Con algunos aprendizajes que confío que no olvidaremos para asegurar mejor el futuro, entre los que quiero destacar:
Pero ese compromiso empresarial puede no ser suficiente si no cuenta con el apoyo expreso, claro, contundente y coherente de las administraciones públicas, con las decisiones y ayudas necesarias para mantener la actividad económica cuando los recursos propios de las empresas viables no son suficientes.
Los ERTES por fuerza mayor han sido, hasta ahora, una buena medida que debe completarse con ayudas directas a sectores básicos de nuestra economía especialmente afectados por la pandemia, y pienso de nuevo en el turismo como ese paradigma que comentaba de afectación total por la emergencia sanitaria; como son importantes las ayudas previstas procedentes de la Unión Europea o las anunciadas por nuestras administraciones más próximas, que, como decía Toni Mayor refiriéndose también al turismo, tienen que llegar a tiempo, que un aplazamiento a 2022 o 2023 puede suponer que alcancen solo a las grandes grupos industriales por el cierre previo de muchas pequeñas y medianas empresas viables pero sin los recursos suficientes a corto plazo para hacer frente al gran desorden ocasionado por el coronavirus.
En resumen, aún con la depresión que supone observar la situación actual, vislumbramos la salida y, mientras tanto, rendirnos no es una opción.
Sobre el autor:
Catedrático de Organización de Empresas de la Universidad de Alicante. Director del Instituto Universitario de Investigaciones Turísticas y del Club de las Buenas Decisiones.
Fernando Gómez Hermoso, Technical Manager - European Funds en Euro-Funding
Óscar Ramírez, Technical Manager EU-Projects en Euro-Funding