Martes, 23 de Abril de 2024
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Residuos orgánicos: fuente de valor

Carmen Sánchez, Subdirectora en Itene

El modelo económico lineal de producción y gestión de recursos conlleva grandes presiones sobre el medioambiente, dado que en Europa se generan 2.500 millones de toneladas de residuos, de los cuales, 111 millones se producen en España, según los últimos datos de Eurostat. Por este motivo, el mundo debe cambiar el concepto lineal tradicional por el circular de reducir-reutilizar-reciclar.

Apostar por la economía circular aporta a las empresas de la UE un ahorro neto anual de 600.000 millones, equivalente al 8 % del volumen de negocio; el incremento del PIB en un 7 % y la creación de nuevas oportunidades de negocio y empleo, así como una reducción anual de emisiones de gases de efecto invernadero entre el 2 y el 4 %, según datos recopilados por la propia Comisión Europea y difundidos en 2018.

Dentro de las estrategias para favorecer ese marco circular, hasta la fecha, las políticas de reciclado han sido ineficaces para los biorresiduos (residuos orgánicos de origen vegetal y/o animal), por lo que la UE ha marcado nuevos fines para 2030 para limitar al 10 % los vertidos de residuos urbanos y prohibir el vertido de los residuos recogidos selectivamente.

La gestión de la fracción orgánica de residuos sólidos urbanos (Forsu) es compleja por su alto contenido en humedad y la rápida descomposición por la acción microbiana. Por ello, el primer paso en la valorización de residuos es una buena recogida selectiva, donde, mediante el nuevo borrador de anteproyecto de ley por el que se modifica la Ley 22/2011 del 28 de julio, de residuos y suelos contaminados, la recogida selectiva de residuos orgánicos deberá ser implantada en toda España antes del 31 de diciembre de 2023. Del mismo modo, lo normaliza la UE a través de la directiva 2018/851 del 30 de mayo de 2018, que modifica la Directiva 2008/98/CE sobre residuos.


«Apostar por la economía circular aporta a las empresas de la UE un ahorro neto anual de 600.000 millones de euros»


En este sentido, la biotecnología industrial tiene un futuro prometedor en este ámbito, mediante el uso de enzimas y/o microorganismos como factorías, para obtener productos de alto valor añadido. Además, disminuye la demanda de gasto energético y se reduce la generación de desechos durante su producción.

De acuerdo con esto, una perspectiva que está tomando cada vez más una mayor presencia en el marco de la economía mundial, es el desarrollo de las biorrefinerías como estructuras industriales que integran procesos para la completa conversión de residuos a múltiples bioproductos. Por esta razón, han sido identificadas como el camino más prometedor para la creación de una industria basada en la biomasa. Sin embargo, todavía existen importantes retos que superar para aumentar la eficiencia de conversión, disminuir la formación de subproductos y facilitar el control de la fermentación y el análisis del estado de los microorganismos.

Así, dentro de este marco, Itene ha desarrollado el proyecto Biosust (financiado por Ivace a través de fondos Feder), en el que, para conseguir el máximo aprovechamiento de la materia orgánica contenida en los residuos de origen urbano, se ha trabajado en la monitorización de la degradación de dicha materia a través de sensores que evitan que se transformen en productos químicos no aprovechables. También se ha abordado el aprovechamiento de este tipo de residuos en aplicaciones de alto valor añadido a nivel industrial (precursores, productos técnicos, polímeros, alcoholes, etc.).

Además, Itene coordina el proyecto europeo Scalibur (Scalable Technologies for Bio-Urban Waste Recovery, financiado por la UE), que cuenta con la participación de otros 20 socios de nueve países europeos, con proyectos piloto en las ciudades de Madrid, Albano Latino (Italia) y Kozani (Grecia). Durante su desarrollo (2018-2022) se realizará un estudio sobre la calidad, logística y esquemas de gestión de la fracción orgánica de los residuos sólidos municipales y del fango de aguas residuales urbanas para incorporar sistemas y tecnologías innovadoras y obtener productos de alto valor basados en materias bio, como bioplásticos, biofertilizantes, biopesticidas y proteínas para alimentos y piensos. •

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