Las pymes recuperan su importancia
Las pequeñas y medianas empresas son el motor de la economía europea. Este es el estatus que les ha dado recientemente la Comisión Europea. Sin embargo, esto no siempre ha sido así. Durante los años 60, España recibió grandes cantidades de inversión directa del exterior. Muchas multinacionales se establecían aquí, entre otras cosas, por los bajos costes salariales. Estas empresas generan mucho empleo directo e indirecto, al establecer sinergias entre pequeñas empresas de la zona donde se establecen.
Con el fenómeno de la deslocalización, a partir de los años 90, muchas de estas empresas, fundamentalmente del sector industrial, se fueron de España para establecerse en países con costes laborales menores. Durante muchos años, los esfuerzos políticos se centraban en atraer grandes multinacionales y no se prestaba a las pymes la atención que se merecen.
Actualmente, la Comisión Europea reconoce que las pymes representan el 99 % del tejido empresarial europeo. Además, según sus cálculos, el 85 % de los nuevos puestos de trabajo creados los últimos cinco años han sido generados por este tipo de empresas; representan dos tercios del total de empleo generado en el sector privado.
Dentro de España y de la Comunidad Valenciana ocurre lo mismo. Según el Directorio Central de Empresas, un 99 % del tejido empresarial español está formado por pequeñas y medianas empresas.
Problemática de las pymes
No obstante, a pesar de su importancia en el conjunto de la economía, las pymes se enfrentan a tres tipos de problemas, interrelacionados entre ellos:
1. Son menos productivas.
2. Les cuesta más internacionalizarse.
3. Tienen peores condiciones a la hora de acceder a la financiación externa.
Estos factores están conectados, ya que, al tener peores condiciones de acceso al crédito, les cuesta más invertir en innovación y desarrollo y, por tanto, son menos productivas. Por la misma razón, les cuesta más internacionalizarse, ya que, en muchas ocasiones, necesitan una ayuda financiera inicial.
La falta de innovación y de internacionalización, a su vez, lleva a que tengan peores resultados contables y, en consecuencia, les cueste más obtener financiación externa y el acceso a los recursos financieros es fundamental para el desarrollo empresarial.
Además, generalmente, las pequeñas y medianas empresas tienen más problemas para acceder a financiación que las grandes compañías al tener menos capacidad de negociación.
Las pymes de la Comunidad Valenciana también se ven afectadas por estos problemas de baja productividad, baja inversión en I+D y dificultad de acceso al crédito. Además, la crisis económica ha tenido un impacto especialmente duro en nuestra Comunitat.
Durante muchos años se apostó por un modelo de crecimiento económico basado en el sector de la construcción. Esto nos llevó a un crecimiento de rápida expansión, pero sin un valor añadido y con un empleo de baja cualificación. Al estallar la crisis, nos encontramos ante una situación de difícil solución: un alto nivel de desempleo y la necesidad de un reciclaje inmediato.
Sin embargo, ahora que la economía empieza a dar señales de crecimiento, tenemos la oportunidad de cambiar dicho modelo para no volver a cometer el mismo error y aumentar la competitividad de nuestra Comunidad.
Fortalezas y debilidades de la Comunidad Valenciana
Para ello, la Comunidad Valenciana dispone de tres tipos de fortalezas. En primer lugar, cuenta con una fuerte mentalidad empresarial. Prueba de ello ha sido el premio recibido en el año 2015 como Región Emprendedora Europea (REE) junto con Lisboa e Irlanda del Norte. Dicho premio se concede a regiones de la Unión Europea con una extraordinaria política de emprendimiento. La segunda fortaleza sería la fuerte tradición industrial de la Comunitat.
Por último, tendríamos la gran capacidad exportadora de la región, aunque bien es cierto que entre 2009 y 2012 las exportaciones valencianas fueron perdiendo peso relativo frente al total nacional. Además, se cuenta con la ventaja logística del Puerto de Valencia como plataforma exportadora, ya que es el primero de España en tráfico de contenedores.
Sin embargo, no hay que perder de vista nuestras debilidades, ya que, según el DIR-CE, en 2015, el 37,5 % de las empresas valencianas pertenecen al sector “inmobiliarias y servicios empresariales”, y el sector “construcción” sigue teniendo un peso muy importante, ya que es el segundo sector más representativo, con un 12,2 % del total de las empresas.
Consciente de la importancia de las pymes en la economía y de los problemas a los que se enfrentan, la Comisión Europea lanzó el “COSME Program” (1), con cuatro líneas de actuación para incentivar el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas:
1. Apoyo a las pymes para que puedan obtener financiación.
2. Fomento de la competitividad.
3. Soporte para acceder a mercados exteriores e internacionalizarse.
4. Ayuda al emprendimiento, por ejemplo, con la iniciativa “Erasmus para jóvenes emprendedores”.
A nivel local, también podemos destacar los esfuerzos que está llevando a cabo la Generalitat Valenciana por cambiar el modelo productivo de la Comunitat. Estos esfuerzos se ven reflejados en dos documentos aprobados ambos en 2016: “Documento de bases y elementos orientadores para la transformación del modelo económico de la Comunidad Valenciana”, también llamado Documento de Elche; e “Informe de situación del Sistema Valenciano de Innovación”, preámbulo para la creación de la Agencia Valenciana de la Innovación (AVI) en 2017.
Todo ello nos indica que es un buen momento que tienen que aprovechar las pymes para aumentar su competitividad. No solo por la mejora de la situación económica, sino también por los apoyos políticos e institucionales.
(1) https://ec.europa.eu/growth/smes/cosme_es.