Los empresarios alertan sobre la ‘titulitis’ y la falta de formación práctica profesional
La mitad de los empresarios españoles no están satisfechos con el sistema educativo y solo un 5,7% de ellos considera que este cumple con sus expectativas. Todos coinciden en que son necesarias una mayor formación práctica y competencias profesionales. Son algunos de los datos que resultan de una encuesta realizada por la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE) en colaboración con expertos del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) como parte del informe titulado ‘El compromiso de los empresarios con la educación: situación actual y retos de futuro’.
El documento analiza el panorama de la educación española a través de un estudio comparativo con el resto de países de la Unión Europea. Concluye, entre otras cosas, que los españoles muestran un nivel de competencias menor al de otros países desarrollados de la UE en materias como los idiomas, los conocimientos digitales o las matemáticas. En concreto, España es el país de toda la UE con mayor porcentaje de jóvenes que querrían mejorar en idiomas extranjeros.
Lorenzo Serrano, catedrático de análisis económico de la Universitat de València y uno de los científicos que firman el documento, señala que, pese a que la educación en España es un sector «maduro e implantado en todo el territorio, muestra limitaciones en el paso a la secundaria posobligatoria respecto a otros países europeos». En cambio, en educación secundaria e infantil y en formaciones superiores la implantación es comparable a la de los vecinos más desarrollados.
Carencias formativas y profesionales
El informe llama la atención sobre las elevadas tasas de abandono escolar y de repetición de cursos, ambas por encima de la media de la UE. Un 17,9% de los estudiantes dejan los estudios a una edad temprana, lo cual supera el 15% que marca el objetivo europeo. Solo siete comunidades autónomas cumplen este objetivo y la Comunitat Valenciana no es una de ellas. En la región, uno de cada cinco niños abandona tempranamente la escuela.
Serrano destaca las debilidades observadas en competencias transversales, ya que aunque las instituciones educativas españolas «son capaces de proporcionar niveles medios de conocimiento», son «demasiado pocos los que llegan a niveles altos de competencias en comparación con otros países».
«La formación profesional dual no acaba de arrancar», subraya Serrano como otro de los mensajes principales del estudio. En España esta alternativa formativa sigue siendo muy minoritaria, con apenas un 2,6% del alumnado. El incremento de matriculaciones en formación profesional que se produjo durante la crisis ha dado lugar ahora a una nueva disminución, lo que hace indicar, según el experto, la continuidad de la preferencia por la opción más académica.
Según Serrano, esto está ligado al abandono temprano: «Como no se considera esa alternativa de la formación profesional y la dominante es el bachillerato, cuya salida natural es la formación superior, mucha gente renuncia y no coge ninguna alternativa».
También se desprende del informe que España sufre el mayor desajuste de Europa entre la formación cursada y el trabajo que se acaba desarrollando. Serrano destaca, además, que la educación «favorece la inserción, pero no la garantiza», ni en términos cuantitativos —empleo—, ni en términos cualitativos —tipos de ocupación, salario—. Aun así, tener estudios universitarios implica un 24% más de probabilidades de encontrar empleo y poseer formación profesional superior, un 18,4% más.
Retos y perspectivas de futuro
Los expertos prevén que de aquí a 2030 haya un surgimiento considerable de oportunidades laborales, sobre todo debido a jubilaciones y retiros por el envejecimiento de la población. Sin embargo, especifican que «hará falta una cualificación media o elevada» para acceder a ellas.
Además, aseguran que la alta probabilidad de automatización en la que se sitúa España en un plazo de veinte años, superior al 50%, obliga a pensar y sentar las bases desde ya de las profesiones del futuro. Serrano señala la urgencia de «transformar las ocupaciones que hay ahora y cambiar el contenido de tareas que se pueden llevar a cabo», ya que la digitalización dará paso a «nuevas tareas más complejas de comunicación, de interacción personal, de trabajar en equipo o de planificar actividades».
Desajuste en las competencias de los candidatos
Por otro lado, el estudio ha incluido una parte cualitativa en la que, a través de dos mesas redondas, una con empresarios y otra con responsables de recursos humanos, se ha tratado de identificar los problemas y retos que plantea la educación y si esta se adapta a las necesidades de las empresas.
José Ramos, uno de los investigadores que ha participado en la elaboración del documento, explica que una de las preocupaciones recogidas de los empresarios ha sido que «aunque el sistema educativo parece crear una formación adecuada, esta formación presenta carencias en competencias transversales.
El catedrático de psicología del trabajo y organizaciones de la UV precisa que «si bien existe una sobrecualificación en términos de títulos, las personas no están tan sobrecualificadas en términos de competencias». Así, el ajuste entre competencias poseídas y competencias que requieren los puestos no es tan alto como hacen suponer las titulaciones cursadas o completadas.
Del mismo modo, ha indicado que las empresas perciben entre quienes han pasado por el sistema educativo «un alejamiento y un desconocimiento de las características del mundo empresarial y del funcionamiento cotidiano del sistema productivo», lo cual va aparejado con una falta de formación práctica y «madurez de los candidatos», afirma.
El estudio cualitativo se ha completado con encuestas a empresarios que han expresado sus preferencias en cuanto a las características que deben tener los candidatos para trabajar en las empresas. Algunas de las más deseables, sintetizadas en las categorías del gráfico superior, son las que tienen que ver con el compromiso ético, la responsabilidad, el esfuerzo, el liderazgo, la resolución de problemas o el razonamiento crítico.
Sin embargo, al cotejar estos resultados con los niveles de competencias promedio que, según los empresarios, tienen los candidatos, los expertos observan que hay un claro desajuste entre las competencias que se requieren y las que realmente se poseen. Solamente son muy reducidas en el caso de las características que tienen que ver con la trayectoria, «seguramente porque son un requisito para esos puestos», afirma Ramos.
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