Comunidad Valenciana 2020: la estabilidad económica amenazada por la desaceleración

Comunidad Valenciana 2020: la estabilidad económica amenazada por la desaceleración

La Cámara de Comercio de Valencia recupera el discurso del moderado optimismo para 2020. El informe económico de «Perspectivas económicas» apuesta por una «estabilidad» que muestran los diversos indicadores — entorno al 2%, tasa similar a la registrada en 2018.

«No obstante, las perspectivas regionales de las diferentes instituciones señalan que la senda de desaceleración se reanudará durante el ejercicio 2020, aunque de forma muy moderada. La economía de la Comunidad Valenciana podría crecer en torno al 1,5%-2%, y ligeramente por debajo de la media española».

Sin duda, y a falta de conocer datos de final de año, 2019 fue un ejercicio en el que la economía valenciana sí que registró una moderación más intensa de su dinamismo. Y la incertidumbre vuelve a estar presente en el arranque de 2020, más teniendo en cuenta que la formación de Gobierno sigue sin fecha.

En concreto para la Comunidad, la Cámara considera que «el motor del crecimiento seguirá siendo la demanda interna, tanto de consumo como de inversión. La continuidad de la creación de empleo mantendrá la confianza del consumidor«. El informe revela que las encuestas realizadas recogen el progresivo agotamiento del impulso de ejercicios anteriores.

Además, se señala un «ritmo de crecimiento más moderado que en 2019», por el progresivo agotamiento del impulso generado por factores como los bajos tipos de interés, la reducción del precio de petróleo, o el aumento del SMI.

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Foro sobre Estados Unidos organizado por la Cámara de Valencia. | Archivo E3

El verdadero talón de Aquiles  no varía: la precariedad laboral o el elevado paro juvenil. «Son aspectos que inciden en otros ámbitos como el acceso a la vivienda. De ahí la caída de las transacciones inmobiliarias en 2019 y las expectativas de un menor dinamismo de la construcción en inmuebles en 2020, como consecuencia de una menor demanda de viviendas y de la incertidumbre que genera los cambios legislativos en el sector. Por el contrario, el dinamismo turístico en la Comunidad Valenciana podría impulsar la inversión en construcción en este ámbito, sobre todo en las provincias de Valencia y Castellón».

Por último y respecto a la Comunidad, el informe cameral fija la mirada en los condicionantes a los que se verá expuesta la aportación del comercio exterior al crecimiento del PIB regional. «Brexit, las tensiones comerciales, el sector automotriz, etc, y con qué intensidad se vea afectado» fijarán el rumbo de 2020.

Indicadores de riesgo

Para la Cámara de Comercio, algunos de los factores del entorno económico persisten y ponen en riesgo el crecimiento valenciano. Entre ellos el informe sitúa en primer lugar, la consecución del Brexit. Para los analistas de la institución cameral, «con toda probabilidad el Reino Unido aprobará la salida el 31 de enero de 2020, si bien el período de transición durará (en teoría) hasta final de año. Esta situación que tendrá sus efectos tanto a nivel comercial como turístico en la Comunidad Valenciana. Se espera, no obstante, que el aumento del turismo nacional actúe de soporte de la actividad turística».

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Otro de los puntos que preocupa son las tensiones proteccionistas de Estados Unidos con China y la Unión Europea, las cuales probablemente se prolonguen a medio y largo plazo. Sin duda, un elemento que generará una incertidumbre añadida sobre el sector exportador valenciano. La inestabilidad política y social de algunas zonas como Latinoamérica, Oriente Medio u Hong Kong, también limita el potencial expansivo hacia nuevos mercados.

Esos tiras y afloja cuyas consecuencias se han podido apreciar casi a diario en las bolsas de los grandes mercados —la española no ha sido diferente. En el último trimestre, el parqué madrileño vivió varios días de mínimos, aunque al final parece que se recupera respecto a 2018. Sólo quedan dos días para hacer las cuentas.

A estas relaciones que tienen más que ver con las relaciones estadounidenses y chinas, falta sumar un factor más estructural: la desaceleración de la economía china y el estancamiento de la economía europea. Para la Cámara de Comercio de Valencia, en este contexto lo que se «pone de manifiesto el progresivo agotamiento de las grandes áreas económicas. De esta tendencia se salva la economía estadounidense, que sigue mostrando un notable dinamismo».

Inestabilidad interna

Pero si el contexto internacional es incierto, el interno no lo es menos. La Cámara señala directamente como factor determinante para 2020 «el entorno político complejo y las tensiones en Cataluña». Su incidencia negativa es, especialmente relevante, para la Comunidad Valenciana, porque la autonomía vecina es clave en las relaciones empresariales a todos  los niveles y denominada como el «principal cliente».

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Imagen de archivo del Puerto de València | E3

El informe pone el acento sobre un riesgo de gran calado: «la imposibilidad de cumplir los objetivos de déficit público en 2019 -tanto autonómico como nacional-, podría implicar ajustes adicionales en los gastos en 2020 y un aumento de la presión fiscal, incidiendo negativamente en la actividad económica».

De esa importancia, el Consell conoce bien las consecuencias, de hecho, ha habido dos movimientos para contrarrestar este punto. Por un lado, el Botànic se apresuró a aprobar unas cuentas para 2020 aún sabiendo que seguimos con las prorrogadas del Estado — amén del señor Montoro. Por otro, Ximo Puig se desplazó hasta Barcelona junto al presidente de la CEV, Salvador Navarro,  al acto de entrega de los XII Premis Carles Ferrer Salat i Medalles d’Honor el pasado noviembre para estrechar lazos y sobre todo, para romper el discurso soberanista que intentó lanzar Torra.

El lado que suma

Frente a ese lado negativo, la Cámara de Valencia pone también sobre la mesa lo que a su parecer, son «factores globales positivos, que sirven de base para la continuidad del crecimiento en los próximos meses». Entre ellos, está la ausencia de presiones inflacionarias.

También se apunta a el estancamiento económico como palanca que presiona al Banco Central Europeo a mantener un entorno de tipos bajos, y no se esperan subidas hasta diciembre de 2020. Este contexto favorece un entorno de elevado endeudamiento público, como es el actual.

Por último, las previsiones más negativas han ido desapareciendo en las economías tractoras europeas. Es el caso de Alemania y Francia, donde se espera que «la caída de sus tasas de crecimiento haya tocado suelo en los últimos meses de 2019 y se inicie una senda de reactivación».

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