Lina Mascaró (Grupo Mascaró): "El liderazgo es 'a secas': ni masculino ni femenino"
Lidera una empresa con más de cien años de historia y una trayectoria artesanal que se mantiene de generación en generación. Según su «humilde opinión», el liderazgo es liderazgo, ni masculino ni femenino. Su padre le aportó confianza y ella voló lejos.
Para Lina Mascaró, presidenta de Grupo Mascaró, un líder tiene que ser una persona comprometida y responsable con mucha capacidad de diálogo y vocación de servicio. De ello y de los proyectos de futuro de sus marcas hablamos en esta entrevista con una auténtica Mujer al Timón.
Una empresa nacida en Menorca
– ¿Cómo surge la compañía?
La empresa tiene su origen en el año 1918 cuando mi abuelo Pedro y su hermano Antonio decidieron montar un pequeñito taller en el pueblo de Ferreries (Menorca), el mismo pueblo donde seguimos fabricando zapatos más de 100 años después. Concretamente, empezaron fabricando zapatillas de ballet que mandaban a una tienda de Barcelona que proveía al Liceo.
– Naciste en la isla de Menorca en el año 1967, ¿qué recuerdas de tu infancia?
Mi infancia fue maravillosa. Pasé hasta los 14 años en Ferreries, un pueblecito que hace 50 años tenía unos 3.000 habitantes. Fui al Colegio Nacional Mixto de Ferrerías donde la directora era mi tía María, hermana de mi padre. Crecí junto a mis hermanas rodeadas de tacones, suelas, pieles, clientes, proveedores y como te puedes imaginar esto deja huella…
-¿Cómo te incorporas a la empresa familiar?
En 1994 –y tras la insistencia de mi padre– vuelvo a mis orígenes. Se incorpora la tercera generación a la empresa. Como había estudiado empresariales no hubo dudas ni preguntas, fui al departamento financiero donde estuve tres años. Aprendí mucho, pero tenía claro que lo que me gustaba era la parte comercial, departamento que dirigía mi padre. Trabajé con mi padre muy a gusto, la verdad, me enseñó a amar el maravilloso mundo del zapato de mujer. También dejó que me equivocara y aprendiera por mí misma.
Exportaciones a 60 países
-¿Qué cambios implementaste?
Desde que empecé en el departamento comercial me marqué dos objetivos: incrementar la exportación abriendo la empresa al mundo y aumentar la red de tiendas, abriendo franquicias. En 1994, exportábamos un residual 5%, a un solo cliente, en Francia. Tenía claro que este porcentaje debía cambiar. Teníamos que abrirnos al mundo porque teníamos producto para ello.
Como anécdota te contaré que pasé un año en Londres y mis padres venían frecuentemente a visitarme; a mi padre le encantaba ver escaparates, nos pasábamos horas andando, visitábamos tiendas de zapatos, entrábamos, tocábamos el producto, mi padre me hacía probar los zapatos, preguntar… y yo pensaba algún día nuestros zapatos estarán en estas tiendas y así fue.
Cuando en 1996 empezamos a asistir a ferias internacionales como Dusseldorf, él no estaba muy convencido, pero siempre nos apoyó en nuestras iniciativas. La primera feria fue un éxito, luego llegó Milán y, más tarde, la oportunidad de Asia, ¿cómo le explico a mi padre que quiero ir a una misión comercial con la Cámara de Comercio y el ICEX a Hong Kong, Taiwán y Singapur?
Actualmente, exportamos el 70% de nuestra producción total a 60 países bajo tres formulas: tiendas propias, franquicias y multimarca. El principal mercado continúa siendo Europa, pero tenemos franquicias en los cinco continentes
Ser empresaria, una vocación
-¿Cuándo se da el salto principal?
En 2005 lanzamos Pretty Ballerinas (PB), que fue la marca que nos situó en el mapa internacional.
-¿Por qué decidís hacer una marca solo de bailarinas?
Cuando íbamos a ferias internacionales, todos los clientes querían las bailarinas y pensamos en hacer una marca solo de manoletinas. Fue como un homenaje a los inicios, a mi abuelo, a su hermano Antonio y al pequeño taller artesanal de Ferreries.
– Contáis con una extensa red de tiendas, entre propias, franquicias y multimarca. Visto así parece que ha sido un camino de rosas…
Lo ha sido, pero ¿qué sería una rosa sin sus espinas? Lo importante es ir superando las pequeñas espinas que salen a diario. Como dijo Winston Churchill: «El éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo». Somos una empresa familiar, estamos acostumbrados a los retos constantes y a los desafíos.
– ¿Crees que tras los fundadores del proyecto esos valores familiares de los inicios siguen intactos?
En nuestro caso sí, mi padre ha sido siempre una figura fundamental en mi vida. A nivel empresarial me enseñó todo lo que sé. Como decía él siempre: ser empresario es vocacional, no lo estudias, ni lo aprendes, requiere esfuerzo, pero sobre todo serenidad, humildad, generosidad, compromiso, responsabilidad, sinceridad con uno mismo…, pero también pasión y entusiasmo en el trabajo que haces y en la empresa que lideras. Tienes que creer en el proyecto para poder convencer a los demás. Yo al principio no lo entendía demasiado, pero con el tiempo te das cuenta que sin esa pasión no es posible dirigir una empresa, por pequeña o grande que esta sea.
«Nunca me sentí perjudicada por ser mujer»
– Desde Economía 3, hemos impulsado la Fundación Mujeres al Timón con el objetivo de visibilizar a empresarias y directivas por su valía profesional, en tu caso, ¿cómo entiendes el liderazgo femenino? ¿Has encontrado barreras?
Otra de las cosas que destacaría de mi padre es que, desde muy pequeñas, nos hizo entender que siendo mujeres podíamos llegar donde quisiéramos: podíamos liderar cualquier proyecto, dirigir una empresa… esto generó confianza en nosotras. Siempre lo hemos visto como algo natural.
De hecho, cuando yo me incorporé al mundo del calzado hace ahora 30 años, era un mundo absolutamente masculino; pero te confesaré que nunca me paré a pensarlo, tenía tan claro que era el mundo en el que quería trabajar y tenía la confianza que me había dado mi padre, que nunca jamás tuve ningún problema con nadie; nunca me sentí perjudicada por el hecho de ser mujer; al contrario, encontré un respeto absoluto por parte de todo el mundo, me acogieron con mucho cariño y yo creo que también con expectación: pensarían, a ver estas dos mocosas, pijas y mimadas, qué van a hacer. Esta es mi historia y mi experiencia, pero sé que otras mujeres tendrán otras.
También te digo, con mucho orgullo, que en el mundo del calzado hay mujeres maravillosas, líderes indiscutibles, preparadas, que dirigen empresas y además influyen mucho en otras mujeres. Por ejemplo, por primera vez en la historia la Federación de Industrias del Calzado de España está presidida por una mujer, la alicantina Rosa Perán.
Para mí, el liderazgo es liderazgo ‘a secas’: ni masculino ni femenino. Un líder tiene que ser un persona comprometida y responsable, con mucha capacidad de diálogo y vocación de servicio. Una persona capaz de transmitir entusiasmo y optimismo incluso en momentos complicados. Capaz de crear entornos ilusionantes para que la gente confíe en el proyecto que realiza. Tiene que ser una persona que cree confianza y seguridad. Y, para ello, tiene que conocerse a sí mismo para poder influir en los demás. Y, sobre todo, tiene que huir de la mediocridad y buscar la excelencia.
Un grupo empresarial con tres marcas
– Familia empresaria y empresa familiar, ¿cómo lo conjugamos, es necesario un protocolo?
A mí me gusta más hablar de empresa familiar antes que de familia empresaria. Creo que la empresa familiar tiene que tener un protocolo para dar seguridad, para dar continuidad y confianza en el futuro de la empresa. Además, el desarrollo del protocolo requiere diálogo, discusión, acuerdos, entendimiento… y esto ayuda a dar unidad a la familia.
– ¿Qué aportan vuestras marcas?
En la actualidad el Grupo Mascaró se compone de tres marcas: Mascaró, Pretty Ballerinas y Muroexe. La marca más genuina y con mayor proyección es Pretty Ballerinas que se ha convertido en una marca nicho y ha contribuido al reconocimiento del Grupo en todo el mundo.
En mi opinión, la marca tiene que ser consistente, sólida y duradera. Tiene que ser el reflejo de los valores de la empresa. Tiene que transmitir coherencia y confianza para que el público la elija. Pero, por otro lado, tiene que ser algo vivo y dinámico, que vas adaptando y renovando, para poder tener mejor conexión con los clientes e incluso llegar a nuevos consumidores. Es un desafío constante y apasionante que tenemos las empresas.
– ¿Cuál es vuestro principal valor añadido?
Nuestros 106 años de historia, con valores muy arraigados, y continuar fabricando para mujeres de todo el mundo en el mismo lugar donde nacimos: Ferrerías. La artesanía es parte de nuestra esencia. Cada par está cuidadosamente manufacturado en un proceso en el que intervienen más de 60 manos y los mejores materiales del mundo.
El mayor reto: la transmisión del oficio artesanal
– ¿Y el desafío?
Uno de los mayores problemas que tenemos es la transmisión de este oficio artesanal porque no hay nuevas generaciones de artesanos y está despareciendo.
– ¿Y para el sector de la moda, en conjunto?
El reto de cualquier empresa, la supervivencia a lo largo del tiempo. En mi humilde opinión, sobrevivirán las empresas que logren un equilibrio entre las 3P: Profit-somos empresas así que necesitamos ser rentables–; People –tienes que cuidar de tu gente y de tu comunidad– y Planet –tienes que cuidar del lugar donde vive tu gente, tu planeta y entorno–. Las empresas que sean nobles y que consigan cumplir con estas 3P, serán las que sobrevivan.
– ¿Qué previsión de negocio tenéis?
Prevemos mejores perspectivas que en 2023. En contrato, tenemos prevista la apertura de un nuevo concepto de tienda en una calle premium de Barcelona y también tenemos varias franquicias: en Perú, Kuwait y Atenas.
El año pasado reformamos cuatro tiendas y cuatro corners en El Corte Inglés y este año hemos reformado una tienda y queda otra para el último trimestre, además de tres corners más.
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