El regreso de La Caixa abre la vía a más retornos y normaliza el clima empresarial
El regreso de la fundación bancaria La Caixa, y también el de su hólding de participadas, Criteria Caixa, a Barcelona, abre la vía a más retornos de sedes sociales a Cataluña y supone un gran gesto simbólico para la normalización del clima empresarial en Cataluña.
A finales de enero, Banco Sabadell dio la sorpresa al anunciar que devolvía su sede a Sabadell, una decisión que ya marcó un punto de inflexión en el panorama empresarial catalán.

Aunque en medios empresariales se vinculó aquella decisión en parte con la estrategia del banco para oponerse a la opa del BBVA, la entidad dijo a principios de febrero, en la presentación de sus resultados anuales, que llevaba «mucho tiempo» meditando la decisión.
Tanto Banco Sabadell como ahora La Caixa y Criteria han atribuido la decisión de su regreso a que «ya no se dan las circunstancias» que motivaron aquel traslado, un argumento idéntico en ambos casos.
El regreso del primer hólding industrial de España
La importancia de la fundación bancaria La Caixa y de Criteria, el primer hólding de inversión industrial de España, hacen que este regreso suponga un verdadero movimiento de calado y allana el camino para que otras grandes empresas catalanas puedan trasladar de nuevo sus domicilios sociales a Cataluña.
No en vano, las ramificaciones empresariales de La Caixa son muy extensas, ya que es el primer accionista de CaixaBank, con más de un 31% del capital; el primero de Naturgy, con un 26,7%, y también es accionista de referencia de Colonial, con un 17%, entre otras participaciones empresariales.
La participación de un 10% de Telefónica, la de un 9,4% en ACS o bien el anuncio, hecho ayer, de que adquirirá un 5% del gigante francés Veolia dan idea de la importancia de Criteria, controlada a su vez por la fundación La Caixa, ya que el valor de mercado de las participaciones de Criteria rondan los 30.000 millones.
La decisión de CaixaBank y Sabadell de abandonar Cataluña en 2017 y de mover sus sedes a la Comunidad Valenciana, y la de la fundación La Caixa de mover su sede social a Palma, desencadenaron entonces una oleada de traslados sociales entre otras muchas empresas catalanas ante el temor de una declaración unilateral de independencia en Cataluña.
¿Qué empresas seguirán la estela de La Caixa?
Ahora está por ver qué otras empresas deciden seguir la estela de La Caixa y retornar también sus sedes sociales, pero nadie duda de la trascendencia del anuncio.
El pasado mes de diciembre, el consejo de administración de Molins, antes Cementos Molins, ya acordó por unanimidad la vuelta de su sede social a Cataluña, después de trasladarla a Madrid por la crisis abierta por el referéndum del 1 de octubre de 2017, y en octubre Laboratorios Ordesa también devolvió su sede a Cataluña.
La decisión de La Caixa también pone de manifiesto que el clima de normalización política que está caracterizando el mandato de Salvador Illa como presidente de la Generalitat, con gestos vistos en los últimos días como recibir y acompañar al rey en el MWC, también se extiende ahora de lleno al panorama empresarial catalán.
A diferencia de los anteriores ejecutivos catalanes, Illa y los miembros de su Govern han evitado en todo momento hacer apelaciones públicas al retorno de las grandes empresas y han optado por un trabajo discreto.
Solo el presidente de Foment, Josep Sánchez Llibre, no se ha cansado de repetir en público durante los últimos meses que iba a haber noticias de traslados de sedes.
Invitan a las empresas del Ibex a trasladarse a Cataluña
Sánchez Llibre ha insistido en los últimos años en que uno de sus objetivos al frente de esta patronal era lograr el regreso de las empresas que trasladaron su sede a otras comunidades por el procés.
La semana pasada, el dirigente empresarial insistió nuevamente en el augurio de que habría más traslados de sedes sociales próximamente y animó a las grandes empresas del Ibex a situar centros de decisión en Cataluña para contribuir al objetivo de que Cataluña vuelva a ser locomotora económica de España.
Pero incluso fue más allá y avanzó que había pedido al presidente catalán, Salvador Illa, que usara su complicidad con el Gobierno para tratar de que empresas estatales «estratégicas» como la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) u otras con participación estatal, como Red Eléctrica -ahora integrada en Redeia– trasladaran su sede a Barcelona.
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