reserva federal y tipos de interés. Fed

La Fed no cede en su política restrictiva: ¿Qué implica su decisión?

El pasado miércoles la atención de los mercados estuvo monopolizada por la reunión del FOMC (Comité de Operaciones de Mercado Abierto). En este encuentro, el órgano rector de la Reserva Federal (Fed) -responsable de tomar las decisiones relativas a la política monetaria- volvió a incrementar los tipos de interés. En esta ocasión, 25 puntos básicos (las subidas anteriores habían sido de 50).

Con este nuevo endurecimiento en las condiciones de financiación, los tipos de interés de la todavía primera potencia económica del mundo se establecen en la horquilla entre el 4,75% y el 5%. Este nuevo rango supone el nivel más alto en más de tres lustros (desde septiembre de 2017).

A pesar de que la Fed parece haber levantado, al menos de momento, el pie del acelerador, su actuación constata su firme y decidida lucha contra la inflación. Así, la institución presidida por Jerome Powell mantiene su política monetaria restrictiva, aún cuando las turbulencias financieras originadas a raíz de la quiebra del Silicon Valley Bank amenazaban con un giro de los acontecimientos. ¿Pero, qué implica la última actuación del banco central más importante de la economía mundial? ¿Está acertando la Reserva Federal con su última determinación?

Controlar la inflación es indispensable

Por más que la inflación se haya mitigado en Estados Unidos por octavo mes consecutivo, el último dato, correspondiente al mes de febrero, la sitúa en el 6%. Un registro desmedido que triplica todavía el objetivo del 2%. Bien hace la Reserva Federal en no flaquear en su cruzada contra el encarecimiento generalizado de los precios.

Sin duda alguna, un nuevo endurecimiento en las condiciones de financiación supondrá una ralentización de la actividad económica. No obstante, una respuesta tibia o con ambages frente al fenómeno de la inflación implicaría en el medio y largo plazo consecuencias mucho más nefastas para el conjunto de la economía.

Si bien es cierto que las subidas de los tipos de interés están encareciendo ostensiblemente el acceso a la financiación a familias y empresas, una inflación galopante prolongada en el tiempo derivaría en un fatal empobrecimiento generalizado de la población.

Una inflación disparada puede llegar incluso a destruir la economía. La subida de precios desata la incertidumbre, mermando el poder adquisitivo de los consumidores y limitando la capacidad productiva del tejido empresarial. Es en esta situación cuando la política monetaria restrictiva no puede titubear, incluso cuando las dudas envuelven a los mercados (Silicon Valley Bank, Signature Bank, Credit Suisse, etc.)

No podemos dar pasos en falso

La decisión de Fed, unida a la del BCE de la semana pasada, de subir tipos de interés es esencial para evitar que la inflación desmorone la economía. Por tanto, eludir la tentación –a raíz de la crisis del sector bancario- de dar un pasó atrás en la política monetaria es un importante, pero necesario, peaje a pagar si queremos evitar un mal mayor.

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