IVF financiará a las empresas para no caer en ‘vigilancia especial’ por la banca
Un crédito es clasificado en «vigilancia especial» por parte de la banca aún cuando, sin haber incurrido en el incumplimiento de sus compromisos, la entidad observa un incremento significativo de su riesgo, respecto al momento de la concesión.
Esta y las próximas semanas serán decisivas para un buen número de empresas que deberán comenzar a amortizar el capital concedido por los préstamos con el aval del ICO a raíz de la pandemia.
El IVF quiere evitar a toda costa que las entidades financieras reclasifiquen a esas compañías que, podrían optar por una refinanciación de sus créditos, como clientes en «vigilancia especial»; lo que en la práctica supondría cerrarles el grifo a nueva financiación. Así lo ha confirmado a este medio, Manuel Illueca, vicepresidente de Forinvest y director general del Instituto Valenciano de Finanzas, precisamente en la celebración de este foro.
Escenario de menor producción inmobiliaria
– Economía 3 ha moderado en Forinvest una mesa redonda relacionada con el mercado inmobiliario, qué podemos esperar a corto plazo de la subida de tipos de interés porque en concreto este sector es uno de los primeros en dar la voz de alarma…
– Podemos ver claramente dos efectos que van a jugar en contra de los márgenes del sector.
Por un lado, una subida potencial de los tipos de interés. La Reserva Federal acaba de subir medio punto sus tipos; y como mínimo habrá dos reuniones más a lo largo del año; con lo cual, podrían llegar a subir hasta un punto más.
El incremento de tipos de interés en EE.UU. va a tener un efecto directo sobre los tipos de cambio; el dólar –que este lunes 9 tocaba máximos de 20 años– tenderá a apreciarse respecto del euro. Eso genera más inflación en nuestras economías; importaremos inflación por el coste de determinadas materias primas referenciadas en dólares, que tenderán por tanto a subir. Este mayor efecto en el precio de las materias presionará al alza la inflación y habrá todavía más expectativas de que el Banco Central Europeo suba los tipos para paliar estos efectos.
Además, en la propia UE contamos con tensiones inflacionarias, sin necesidad de estos efectos inducidos; por tanto, existe una presión clara sobre el BCE para limitar las tensiones, subiendo los tipos.
Creo que es bastante factible que suban los tipos y esto, lógicamente, hace que los precios de la vivienda; que a fin de cuenta dependen dramáticamente de los tipos de interés porque normalmente cuando compras la vivienda recurres a financiación externa; se encarezcan. Un tipo de interés más caro hace que el coste total de la vivienda se incremente, y por tanto, la demanda disminuya. Por tanto, hay un efecto en el sector derivado de esta situación.
Y por otra parte, tenemos el problema de los costes de las materias primas; que están incidiendo de una manera seria en los costes de producción. Dando lugar al encarecimiento de la oferta. Esto se traduce en un desplazamiento de la variable oferta, en el gráfico oferta y demanda; añadido a una demanda menor; nos conduce claramente a un equilibrio de menos producción. Esto es lo que creo que en estos momentos cabe esperar. Por tanto, no es la mejor coyuntura.
– ¿Cómo está afectando toda esta situación a la demanda del crédito empresarial?
– Nosotros habíamos previsto un año sin el impacto de la guerra de Ucrania. Un año en el que teníamos que acelerar la recuperación de la economía, dar confianza e incentivar la inversión de las empresas. Nuestra preocupación es que las empresas sean lo más productivas y competitivas posibles a largo plazo; y esto pasa por la inversión. Veníamos de unos años, donde el Covid había detenido la inversión; y lo que queríamos era estimularla con tramos no rembolsables muy generosos en proyectos de inversión; centrando gran parte de nuestra estrategia en esas líneas.
Sin embargo, al irrumpir esta nueva crisis estamos viendo que ha aumentado la incertidumbre, y la inversión, que estamos recibiendo a buen ritmo, hay que acompasarla con otras medidas que también necesitan nuestras compañías.
Evitar el trance de la vigilancia especial
– ¿Qué medidas habéis previsto en ese sentido?
– Vamos a reorientar, de alguna manera, nuestra financiación con fondos Feder para facilitar circulante a empresas que lo puedan necesitar.
En el ámbito del circulante, vemos básicamente un problema. Se trata de las compañías que ahora tienen que refinanciar los préstamos con aval del ICO. El presidente del ICO dijo precisamente en Forinvest, que se permiten esas refinanciaciones. Pero cuando hay una refinanciación, por muy permitida que esté, lo que hace la banca es reclasificar a esos clientes como clientes en vigilancia especial; lo que se traduce en la práctica en que, para esos clientes, va a ser muy difícil obtener nueva financiación si la necesitan.
Por tanto, un objetivo del IVF será facilitar financiación, para que los clientes no caigan en vigilancia especial con las entidades. Vamos a tener una herramienta de circulante que permita que una empresa refinancie antes de que llegue ese problema; y se vea sometida a vigilancia especial. De esta manera podremos salvar a algunas compañías de este trance y evitar la reclasificación a corto plazo.
– ¿Cuándo podría estar lista esa línea?
– En los próximos días, a más tardar semanas. Se trata de una modificación de Invierte Pyme React EU Feder –la línea que se inició en enero y a través de la cual se pusieron en circulación 125 millones procedentes del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder) para financiar pymes que llevasen a cabo proyectos de inversión–.
Toleraremos operaciones de circulante, con un pequeño tramo no rembolsable, que facilite precisamente, la entrada de Afín SGR como avalista; y que dé a la empresa una ventaja que le permita superar esa situación que pueda sobrevenir.
– ¿Cuánto podría alcanzar el tramo no rembolsable?
– Estamos hablando de un tramo del orden del 15% del valor nominal para operaciones de circulante.
– ¿En cuánto calculáis que se muevan las operaciones?
– Si atendemos a la línea Resistir, en circulante, vienen a ser operaciones que están entre los 100.000 y los 150.000 euros de media; pero depende de cada empresa. Lo cierto es que habrá un tope seguramente de 500.000 euros.
Pensad en la cantidad de compañías que, con un importe así, resuelven la refinanciación de las cuotas que tienen por delante en el año, lo que evita tener que ir al banco a negociar; y por tanto, esa reclasificación a la que se vería sometida y le podría perjudicar.