César de la Fuente

El científico español que quiere llevar sus test covid a países subdesarrollados

La pandemia ha puesto en evidencia una gran diferencia entre países. Los problemas logísticos y de abastecimiento han salido a la luz. Pero también se ha visto un gran esfuerzo por salir adelante y un gran trabajo por conseguir ser mejores. Un claro ejemplo de ello es el biotecnólogo gallego César de la Fuente. Cuando la pandemia emergió, dejó su trabajo para irse a continuar su investigación sobre los antibióticos aplicada a la detección del coronavirus.

Actualmente continúa esta línea de investigación sobre la resistencia a los antibióticos en la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos. Sus trabajos ya cosechan numerosos éxitos y ha sido nombrado como una de las mentes más creativas de nuestro país por la revista Forbes.

César de la Fuente: “Este reconocimiento me motiva a seguir trabajando duro”

  • Has sido seleccionado como una de las 100 mentes más creativas en nuestro país por la lista Forbes, ¿Qué te pareció este reconocimiento? ¿Te imaginabas algo así?

Para mí es un honor estar rodeado de gente que hasta hace poco leía de ellos en los periódicos o televisión. También es cierto que este tipo de reconocimientos me motiva a seguir trabajando duro e intentar continuar contribuyendo al mundo científico, tanto a mi como a mi equipo. Es un indicador que nos dice que estamos haciendo las cosas bien y que debemos continuar por este camino, e incluso aumentar la intensidad. También creo que aporta valor al trabajo en equipo, que es la forma que tenemos de trabajar los científicos. A pesar de ser yo el ‘entrenador’, el resultado es fruto del trabajo de todos.

Aunque para nosotros, los científicos, el mayor premio es cuando averiguamos algo que nadie más en el mundo sabe. La satisfacción de eso es algo que se vive muy pocas veces en la vida y vale la pena. Así que, encima de tener esta satisfacción, que te reconozcan este trabajo y esfuerzo, ya es algo inimaginable.

Una prueba que cuesta 15 centavos

  • Actualmente realizas tus investigaciones en la Universidad de Pensilvania. ¿Te fuiste para investigar sobre el coronavirus o con tu trabajo previo sobre los antibióticos?

Realmente toda mi trayectoria ha sido entorno a la investigación para descubrir nuevos antibióticos utilizando la Inteligencia Artificial. Sin embargo, el trabajo en covid ha sido algo reciente. Estábamos avanzando en la investigación para detectar infecciones causadas por bacterias, cuando en 2020 todo cambió. Entonces decidimos intentar ver si podíamos aprovechar la investigación para detectar este nuevo virus. Tuvimos un sentimiento de responsabilidad frente a esta pandemia histórica que nos hizo pasar a la acción e impulsó estas nuevas líneas de investigación.

  • ¿Qué pruebas para detectar el virus habéis conseguido? ¿Por qué son tan económicos?

De momento tenemos tres prototipos que, aunque no están comercializado, ya hay muchas empresas muy interesadas en hacer una colaboración para hacerlo.

De estos tres prototipos, dos de ellos trabajan con electroquímica, que tiene una detección muy precisa del virus. Hemos recreado lo que hace el cuerpo cuando recibe al virus y cómo se produce la infección. Así, lo hemos trasladado a un chip para recrearlo de manera artificial. El tercero es distinto, ya que se trata de un ensayo clorimétrico que actúa parecido al test de embarazo. Lo que hace es que, cuando detecta una muestra del virus, hay un cambio de color.

Los dos coinciden en que son muy económicos ya que, el más económico cuesta 15 centavos y el más caro no llega a los cinco dólares. Y ambos dos tienen un tiempo de detección muy rápido, entre 4 y 6 minutos, lo que aceleraría también el proceso.

Lo que las hace tan económicas son los materiales, ya que son fácilmente accesibles y baratos de manufacturar. Uno de ellos es un chip y el otro se ha podido hacer con una mina de lápiz, ya que el grafito es electro conductivo.

  • ¿Se podría utilizar para detectar otro tipo de infecciones?

Sí, de hecho, ya los hemos expandido a otros virus o bacterias, como el herpes, de manera barata y rápida. De hecho, hemos podido avanzar también en la detección de las llamadas ‘superbacterias’ que son resistentes a los antibióticos y que en muchas ocasiones hacen muy complicado su tratamiento. El objetivo es conseguir, tanto en esas como en otras como la gripe, una detección rápida y de alta frecuencia, que es la mejor forma de prevenir su propagación.

La importancia de invertir en ciencia

  • ¿Qué ventajas podría tener para países con un nivel económica más bajo?

Nuestro sueño es poder llevarlo a comunidades con pocos recursos, países en vías de desarrollo donde la gente pueda necesitarlos más. Creo que la pandemia ha evidenciado estas diferencias entre países. De hecho, el 75% de las vacunas, por ejemplo, las adquirieron diez países y en África ni siquiera el 5% ha recibido la vacuna. Es importante aprender de este proceso que ha dejado en evidencias estos fallos como sociedad, para salir más generosos de esto.

Al final, en un país donde no hay manufactura local, no hay acceso a medicinas o vacunas. Es como poner una barrera entre países; unos que no les llega nada y otros que les llega todo. Es una cuestión económica, las vacunas se compran y dependiendo del país, si tiene más o menos dinero, se distribuirán de una forma u otra.

  • ¿Crees que los investigadores tenéis las mismas oportunidades que en otros países?

Es difícil comparar. EEUU en investigación es un paraíso, a nivel científico no se puede comparar. Es un país que ya se fundó con un objetivo claro de innovación y se ha invertido mucho en ciencia, investigación y desarrollo. Nosotros, en España, todavía estamos aprendiendo a invertir en ciencia. Sí que es cierto que hablamos siempre de que aquí nunca se ha invertido en ciencia, pero lo cierto es que sí que se ha hecho. En la época de Ramón y Cajal hubo una época de oro en investigación, hubo mucha inversión.

De esta pandemia, una de las cosas que hemos aprendido es que sin ciencia es difícil responder a problemas de magnitud grande. Debemos ser conscientes que es importante invertir en ciencia, no solo como motor económico de un país, sino que la ciencia es fundamental para todo. Pero para ello debemos cambiar la mentalidad que tenemos ‘cortoplacista’ y abrir la mente a un pensamiento más a largo plazo, y por supuesto no puede depender la inversión del partido político que esté gobernando. De esta forma se crearía un ecosistema donde se cuida también a los científicos e incluso podríamos atraer talento de fuera, ese sería un buen indicativo de que las cosas se están haciendo bien.

  • ¿Crees que la covid ha sido un golpe de realidad en nuestra situación científica?

Creo que ha puesto en evidencia la falta de logística en todo el mundo, no solo en España. Aunque también ha sacado lo mejor de la humanidad, la creatividad y ansias por mejorar. Todo el mundo científico se unió con un objetivo común y un excelente trabajo en equipo.

El desarrollo total de la vacuna con tecnología nueva se hizo en un año, cuando de normal se puede tardar hasta diez. Esto no significa que se desarrollara todo en un año, sino que, de una investigación previa, de muchos años y muy avanzada, se pudo extrapolar los resultados y aplicarlos a esta vacuna.

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