Jueves, 18 de Abril de 2024
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La resistencia al Black Friday: empresas que dijeron no a las rebajas

La resistencia al Black Friday: empresas que dijeron no a las rebajas

A falta de datos que confirmen de una forma sólida la percepción, parece que las rebajas del Black Friday han sido todo un éxito. Pero todo depende de lo que cada uno entienda por éxito. Si se observan las tremebundas campañas de publicidad de las grandes marcas -y no tan grandes, porque la realidad es que la mayoría de firmas se suman ya cada año de forma incondicional al Black Friday, Cyber Monday y demás-, la conclusión más lógica parece que pasa por pensar que para todos ellos sí ha supuesto una semana de rebajas -como mínimo- que se podría calificar como exitosa.

Pero no es oro todo lo que reluce. Hay otras empresas que, en contra de la tendencia casi unánime, han mostrado sin pudor y casi con orgullo su rechazo a este periodo de rebajas importado desde el otro lado del Atlántico. Pero, ¿qué podría llevar a una marca a rechazar una campaña de ventas tan potente como la que supone el viernes negro? Hablamos con los responsables de dos de las firmas que han hecho incluso bandera de su posición contra el Black Friday: Sepiia y Minimalism. Estos últimos llegaron a impedir las compras en su web el pasado viernes.

Pepe Martín, cofundador de Minimalism, explica que la política de esta enseña sobre el Black Friday ha pasado por lanzar una campaña, dos semanas antes de tan señalada fecha, «para concienciar a la gente de que la parte racional de una compra solo se ejecuta un 5% de las veces que compramos algo». «Hay un estudio de Harvard que coteja que el 95% de las compras son impulsivas. Nosotros nos apalancamos en ese 5% de compra solo cuando lo necesites. Para y piensa si lo necesitas, cómo y dónde se fabrica, qué materias primas tiene, etc. No estamos en contra de comprar o no. Lo que queremos es que la gente se pare y reflexione antes de hacerlo», señala.

Ni rebajas ni compras

Preguntado por la razón por la que desde Minimalism decidieron no permitir las compras en su web durante el viernes negro, Martín apunta que el objetivo era «concienciar a la gente». «Queremos que la gente, en un día en el que todo son estímulos de ofertas del 15% o del 50%, vea que nosotros somos transparentes y decimos dónde fabricamos y los márgenes de beneficio. Y ante eso, pues que no compren en el Black Friday. Y si aceptan nuestra propuesta, al día siguiente nuestra web estará lista para que puedan comprar si realmente lo necesitan«, razona.

Minimalism y Sepiia comparten algunos argumentos. Sus lugares de producción no se encuentran a miles de kilómetros en lugares remotos. «Fabricamos el 98% de los productos entre España y Portugal. Toda la parte de algodón orgánico -sudaderas, camisetas, calzoncillos…- están en Portugal y luego tenemos proveedores en València, Madrid, Toledo…. Intentamos que estén a menos de 400 kilómetros de nuestro almacén», indica Martín, que, de este modo sostiene que no pueden permitirse poner en marcha campañas de rebajas tan agresivas.

«No podemos. Esto lo debe entender la gente. Si ves nuestras etiquetas, puedes consultar el porcentaje de beneficio bruto que tenemos. Si alguien sabe que tenemos un margen bruto del 55% y hacemos un descuento del 25%, probablemente estemos vendiendo a pérdidas. Que la gente se conciencie sobre si necesita comprarlo y del impacto que tiene esa compra. Porque habrá marcas que sí se puedan permitir hacer ofertas del 60% y seguir teniendo margen -que ahí el cliente debería plantearse un par de cosas- y luego hay empresas más pequeñas como nosotros, que tenemos un margen bruto del 55%, que se traduce en un beneficio operativo del 10%, y si damos una oferta del 25% estaríamos yendo a pérdidas, algo que no tiene ningún sentido», añade el cofundador de Minimalism.

«Queremos un producto sostenible a un precio asumible»

Minimalism mantiene una política sostenible en toda su cadena de valor. Comienza con la extracción de la materia prima que emplean, que es orgánica y se hace sin utilizar insecticidas ni pesticidas. A esto se añade que sus fábricas no están deslocalizadas, sino en Europa, con los sueldos y los costes laborales que eso implica. «Ese es el círculo que nosotros intentamos nutrir y que si hiciéramos esas ofertas, algo en esa cadena deberíamos romperlo. O imputar al cliente un precio mucho más elevado. Nosotros queremos un producto sostenible a un precio asumible», concluye Martín.

En Sepiia las razones son similares. Su CEO, Federico Sainz de Robles, defiende que «lo más correcto es ofrecer un precio justo durante todo el año». «Así lo hacemos desde que nacimos. Además somos transparentes con los márgenes y costes de nuestros productos. En nuestro portal de transparencia se puede consultar cuáles son nuestros costes. Pensamos que es una herramienta para poner en valor lo que hay detrás del producto», defiende.

¿Qué tendría que sacrificar una marca como Sepiia para hacer rebajas tan grandes?

Sainz de Robles aprovecha la conversación con este diario para hacer una reflexión sobre el modo de consumo que vivimos. «Muchas veces, como consumidores, compramos muy rápido sin pensar a qué se debe ese precio que nos están cobrando o a qué se deben esos descuentos. Este momento de Black Friday lo utilizamos para hacer una reflexión contra nuestros clientes sobre el valor de todo lo que hay detrás. Nosotros producimos con materiales tecnológicos, de manera sostenible y en España. Eso significa que tenemos que pagar unos salarios y unos derechos laborales que en otros lugares no, además de la innovación y la sostenibilidad», afirma.


Por tanto, el CEO de esta marca asegura que no pueden permitirse los «descuentos salvajes» de campañas como la del Black Friday porque, comenta, mantienen «una cadena de producción justa y digna para todos los trabajadores y si quisiéramos entrar a este juego de hacer los descuentos de algún lado tendríamos que sacar estos costes». «Se imputaría a los clientes subiendo el precio el resto del año o, como hacen el resto de empresas, lo aplican a la parte más débil de la cadena, los trabajadores de la industria», lamenta.

«Se trata de consumir de una forma más consciente y pensar qué y quién hay detrás de los productos. En esta época del año, todos nos volvemos locos y compramos productos que no necesitamos porque tiene un precio muy atractivo. Nosotros siempre hemos propuesto un producto mucho más racional, que dure mucho tiempo, que sea muy funcional y que a la vez tenga un precio justo y lógico. Estas ofertas implican la pérdida de derechos laborales y del cuidado del medioambiente», reflexiona Sainz de Robles que, al igual que en el caso de Minimalism, mantiene su producción entre Portugal y España, con fábricas en Girona, Alicante, y talleres en Ciudad Real y Toledo.

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