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Cómo equilibrar las necesidades financieras y la generación de recursos

Es evidente que las empresas están pasando por una situación compleja y de gran incertidumbre, teniendo en cuenta que, tras más de diez meses de pandemia, no se ha alcanzado la estabilidad y control suficiente para que se vislumbre una cierta normalidad de la actividad económica.

En días sucesivos, desde Economía 3 hemos venido repasando cuáles son los aspectos del balance que dan cuenta de la realidad de la empresa tanto en cuestiones de solvencia como de endeudamiento, aspectos cruciales que debe vigilar ahora más que nunca toda compañía.

En este sentido, tal y como apuntan Gonzalo Boronat y Roxana Leotescu, director general y responsable del área Financiera-Corporate, respectivamente, de GB Consultores: “2021 supondrá un gran reto para el tejido empresarial al haberse ampliado el abanico de riesgos a los que se enfrentan, sumando al coronavirus otros factores como son el Brexit, cambios fiscales, laborales y normativos”.

“No basta solo con hacer los deberes habituales, esto es, gestionar apoyados en el presupuesto económico, sino que es necesario llevarlo de la mano del plan financiero, midiendo en todo momento el equilibrio entre las necesidades financieras y la generación de recursos”, insiste Boronat.

GB-consultores

Gonzalo Boronat y Rosaxa Leotescu. | Foto: Vicente A. Jiménez

Para Leotescu, el presente ejercicio es más un ejercicio de supervivencia que de crecimiento “donde más que fijarse objetivos de ventas –que evidentemente deberán fijarse–, habrá que analizar la conversión de dichas ventas a resultados, pasando por un control estricto de los gastos operativos conjuntamente con el mantenimiento de márgenes para garantizar un EBITDA adecuado para la atención del servicio de la deuda”.

Según Boronat 2020 ha puesto de manifiesto que hay ciertas partidas de gastos que no son necesarios para la actividad, “un hecho que, acompañado de la inversión en la digitalización de procesos, permite una reducción de los gastos generales, así como dotar a las empresas de una mayor flexibilidad y adaptación ante situaciones similares a las vividas el pasado año”, evidencia.

Paralelamente a la cuenta de resultados, creen los expertos financieros que se han de ir ajustando las variables de balance con el fin de que este muestre una situación correcta en términos de riesgo –a través de la medición del ratio de endeudamiento– como en términos de garantías –a  través  del ratio de solvencia–, “más aún cuando el volumen de deuda se ha visto engrosado por las operaciones de ICO Covid que tienen un calendario de devolución muy corto, salvo que se admitan las moratorias articuladas en el Real Decreto-ley 34/2020 de 17 de noviembre”, recuerda Boronat.

El control de las NOF

Y todo ello, sin dejar de lado la definición del corto plazo que pasa por el control de las NOF.

Las NOF o Necesidades Operativas de Fondos son los fondos que necesita la empresa para financiar operaciones corrientes, es decir, su actividad de explotación. Explicado de manera más concisa, la empresa necesita comprar materia prima, tiene cuentas pendientes de cobrar de sus clientes y al mismo tiempo debe dinero a sus proveedores. (Caja + Clientes + Existencias – Proveedores). En este sentido, unas NOF decrecientes van a suponer una menor necesidad de recursos por parte de la compañía, mientras que unas NOF que aumentan, dejan ver las mayores necesidades financieras.

Cabe definir los niveles de stock, cliente y proveedor adecuados al volumen de actividad, evitando ineficiencias en la gestión del corto plazo con apelaciones innecesarias a las líneas de circulante”, opinan los expertos de GB.

Resumen Boronat y Leotescu que iniciamos un año “difícil”, en primer lugar, por la incertidumbre del escenario y la duración del mismo. En segundo lugar, por su alcance, tanto a nivel interno como internacional “con una banca en proceso de concentración, reconversión y con una apuesta de reducción de costes, lo que implica un control estricto del riesgo para evitar las provisiones por insolvencia; de modo que el riesgo será selectivo y basado en la capacidad de “aguante” empresarial ante un periodo posiblemente largo de recuperación”, advierte el responsable de GB.

Así se espera que las entidades financieras profundicen de un modo importante tanto en el análisis que el alcance de la crisis sanitaria ha tenido en la empresa en 2020, como en cuál será el impacto estimado en sus previsiones de 2021.

“De modo que cualquier planteamiento de riesgo deberá acompañarse de la imagen actual, pero sobre todo de las proyecciones anuales, así que podría ser aconsejable que las revisiones o solicitudes de crédito se acompañen de un IBR Independent Business Review (Revisión Independiente del Negocio) que certifique la bondad del modelo”, cree Boronat.

“Ello implica –continúa Leotescu– que la empresa deberá ajustar sus activos del mayor modo posible para que sus pasivos necesarios se ajusten al máximo, lo que permita una demanda financiera baja. Qué duda cabe que esto pasa por un control del periodo medio de maduración – tiempo medio que transcurre entre el pago a los proveedores por la compra de las materias primas y el cobro a los clientes por la venta de los productos terminados– y más concretamente de los plazos de cobro y del volumen de stocks”.

En cuanto al Fondo de Maniobra (FM), fondos a largo plazo disponibles para financiar las NOF una vez que se ha financiado el activo fijo, también cabe revisarlo, ya que habitualmente , sus elementos (activo fijo, recursos propios y deuda a largo) suelen ser bastante estables –normalmente de un año para otro los cambios en el FM son pequeños y debidos a beneficios retenidos, devolución de deuda y variaciones en el activo fijo neto–.

De hecho, constituyen los que se podría denominar la estructura financiera de la empresa, y solo cambian como resultado de decisiones estratégicas, pero cabe revisar si en los últimos meses se ha registrado variación a causa del coronavirus.

Un fondo de maniobra menor que 0 indica que la compañía está financiando activos a largo plazo con recursos a corto plazo. Hay que analizar si las NOF de la compañía permiten que esta situación sea sostenible a largo plazo. No obstante este dato hay que mirarlo con cautela porque hay sectores en los que es habitual tener un fondo de maniobra negativo, sin que por esto la empresa muestre debilidad alguna.

Prever distintos escenarios

Para los expertos de GB, de nuevo la evolución de los coeficientes de endeudamiento y solvencia van a ser la pieza clave para posicionar el rating de las empresas de modo que deberemos procurar que los mismos se sitúen en las horquillas habituales de un riesgo controlado.

“Esta visión general habrá que matizarla más concretamente en los sectores más afectados por esta crisis (turismo, hostelería, restauración, canal Horeca, comercio…..) donde los análisis deberán ser mucho más profundos y donde resulta necesario efectuar un plan de ajuste a medio plazo ligado a distintos escenarios y de la mano de un plan de negocio ajustado a los mismos lo que implicará un plan financiero con unas necesidades de financiación a un plazo mayor», sostienen.

En cualquier caso, a su juicio, todo pasa por un minuciosos diagnóstico, unos presupuestos económicos y financieros asociados a distintos escenarios pero, en general y a ser posibles, basados en una demanda financiera de bajo perfil que permita una clasificación de riesgo en línea con la estrategia financiera habitual de cada compañía.

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