El compromiso verde de las empresas no puede ser sólo lavado de imagen

El compromiso verde de las empresas no puede ser sólo lavado de imagen

Hoy en la COP25 ha sido el día para que empresas industriales y financieras hagan público su compromiso verde y sus acciones para reducir emisiones.Un total de 177 empresas se han sumado a la iniciativa Business Ambition for 1.5C, por la que los socios fijan objetivos individuales para limitar el aumento de temperatura en el planeta y alcanzar emisiones 0 en 2050.

Las 177 compañías que han hecho público su compromiso verde abarcan a 36 sectores y tienen sedes en 36 países, agrupan a más de 5,8 millones de empleados, tienen una capitalización de mercado combinada de 2,8 billones de dólares y sus emisiones directas anuales equivalen a las emisiones anuales totales de CO2 de Francia.

Los participantes en la iniciativa consideran que el sector privado tiene un papel clave que desempeñar enviando «señales de mercado fuertes«, escalando masivamente soluciones innovadoras y presentando planes realistas para reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

Para «Business Ambition for 1.5C», paralelamente a la acción climática de las empresas, los gobiernos deben aclarar sus vías y planes de desarrollo económico para permitir que las compañías inviertan en un futuro de emisiones netas cero.

Las entidades financieras han estado en el punto de mira. Por ejemplo, una de las conclusiones en las reuniones empresariales celebradas en COP25, según manifestó José Manuel Entrecanales de Acciona, ha sido que «las entidades financieras tienen que operar como facilitadores a la hora de descarbonizar las economías» y ha explicado que hace falta una taxonomía o clasificación que distinga entre las compañías que contribuyen a la descarbonización y aquellas que no lo hacen.


Teresa Ribera pide a los bancos que los bonos verdes no financien una economía marrón


En este sentido, Entrecanales ha pedido disminuir al mínimo el «lavado de imagen verde» que practican algunas compañías.

Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica en funciones, también se ha referido al papel de las entidades financieras en la descarbonización. Ribera ha señalado que sólo con el concurso del sector financiero será posible construir la nueva realidad verde, por lo que los bancos deben dar las señales «correctas» en relación con el «valor y desvalor» de las inversiones.

El gran riesgo que se cierne sobre este novedoso mundo de las finanzas sostenibles es que se presenten como verdes emisiones que, en realidad, contribuyen a financiar una economía «marrón».

 «No basta con rebajar el listón ni utilizar estos instrumentos para hacer un lavado de imagen que califique de verde o sostenible cualquier cosa».

También la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, admite que existe una «clara tentación» de apuntarse a todo lo que suene como verde, ecológico o sostenible, «en ocasiones por un mero tema de imagen».

Para evitar este tipo de prácticas «espurias» es fundamental contar con información clara y entendible, basada en estándares comunes sobre qué es ecológico y qué no lo es y que se definirá en la taxonomía que está finalizando la Comisión Europea dentro de un Plan de Acción más extenso.

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