La industria biotecnológica se reivindica en Alicante como sector tractor cualificado

La industria biotecnológica se reivindica en Alicante como sector tractor cualificado

Empleo cualificado, valor añadido, innovación y diversificación. Estas son las cuatro debilidades que tiene  el tejido empresarial de la provincia de Alicante y estas son las cuatro características que tiene el sector biotecnológico local. El estudio presentado ayer por la Asociación Empresarial de Biotecnología de Alicante, Aeba, puso sobre la mesa una industria que ya mueve una facturación media de 10 millones de euros por empresa, que crea trabajo estable y está mayoritariamente ocupado por mujeres.

Consciente de que son un sector emergente, Aeba apuesta por la creación de un cluster para ganar músculo y convertirse en «pilar de la diversificación porque crea mucho valor añadido», según dijo el presidente de la asociación Andrés Antón. Para el responsable, esta herramienta es «un factor clave para conseguirlo será aumentar la masa crítica de las compañías y que aparezcan empresas auxiliares que ayuden a mejorar la competitividad”. Para Anttón, es preciso avanzar en la colaboración público-privada porque “España es un país que genera mucho conocimiento pero fallamos a la hora de transferirlo al mercado. Para conseguirlo es fundamental mejorar en este tipo de cooperación para acercarnos a los resultados de los países anglosajones”.

Datos y perfil del sector

El informe está realizado por la consultora Atama y ha contado con la colaboración de la Diputación de Alicante y las empresas Pons IP, Consultants Idipro y Laboratorios QPharma. A lo largo de sus páginas, se puede apreciar como los datos obtenidos a partir de 50 empresas locales abren la puerta a toda una serie de fortalezas que el tejido empresarial y el público parecen no prestar la atención necesaria.

Hablamos de que las empresas de biotecnología de la provincia de Alicante han experimentado un notable crecimiento en su facturación pasando de 8,8 millones en 2015 a 10 millones en 2017. La media nacional ronda los 13,5 millones por compañía.

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Fermin Crespo, Carlos Castillo y Andrés Antón, durante la presentación del informe de AEBA. | Foto: AJ

Otro dato relevante que ha explicado Fermín Crespo, de Atama, es el perfil cualificado y la calidad de empleo que ofrecen estas empresas. Según el estudio, el número medio de empleados en 2017 era de 39,5 personas, una cifra muy elevada si se compara con otros sectores de la provincia. El 98% de las empresas alicantinas tienen menos de 19 empleados

Crespo ha destacado que os equipos humanos en las empresas de biotecnología presentan un perfil de cualificado superior a la media, con una presencia notable de doctores (4,72%), más del 23% tiene un grado universitario, que es el grupo más numeroso, y tienen cualificación secundaria casi el 38%. Además las compañías cuentan con cuotas que rondan el 90% de contratación indefinida y con un sueldo muy por encima de la media autonómica. Son plantillas de profesionales mayoritariamente jóvenes en las que se constata la presencia mayoritaria de mujeres (55%).

Es un sector atractivo puesto que tiene una cuota de contratación indefinida superior al 87% y la mayoría (90%) son a tiempo completo. El sueldo medio en la provincia es de 25.314 euros, una cifra que está muy por encima de la media salarial en la Comunidad Valenciana, situada por debajo de los 20.000 euros. Sin embargo, el documento revela que a pesar de estos condicionantes favorables, las empresas han reducido un 17% sus plantillas entre 2015-17 «por el estancamiento de la facturación y la falta de perspectivas a corto plazo». 

Otro dato a tener en cuenta es que el presupuesto anual que destinan las empresas de biotecnología a I+D se agrupa en dos tramos que adquieren relevancia en la encuesta, el que va de 50.000 a 100.000 euros y el que va de 200.000 a 500.000 euros, con algo más del 33% cada uno de ellos. Por la relevancia de la cantidad es reseñable el 8,33% de empresas que invierten más de 5 millones de euro, que suelen ser las empresas líderes, que ejercen el papel de tractoras con el resto del sector.

La salud gana

Las empresas biotecnológicas no cuenta con un CNAE único, sino que está en función de las áreas a las que se dediquen. Así encontramos que, en la provincia de Alicante, el principal es la salud humana con un 57,14%. Le sigue la rama «verde» con un 32% y que incluye la salud animal, agricultura, alimentación, medio ambiente y forestal. En tercer lugar, le siguen la dedicada a temas marinos y acuicultura (7,14%) y por último, el área industrial (3,57%).

Otra de las fortalezas es el fuerte componente de internacionalización. Siete de cada diez tienen proyección internacional. Sin duda, la apertura exterior es la que ha permitido despejar el panorama y el que está sirviendo a la buena reputación de las biotech españolas.

Conclusiones y mucho camino a recorrer

Pero uno de los puntos más interesantes es que lejos de la autocomplacencia el estudio recoge las debilidades desde un punto de autocrítica saludable. Andrés Antón apuntó en las conclusiones varios factores, aunque su mensaje final fue un llamamiento para el fortalecimiento del sector. En esta línea, el vicepresidente de la Diputación de Alicante Carlos Castillo apostó por la visibilidad y por estrechar lazos con las universidades.

El presiente de Aeba, además, puso el acento crítico cuando aseguró que los empresarios demandan un trato igualitario por parte de la Administración para las tres provincias de la región “y piden que no haya discriminación en el trato de Alicante y Castellón con respecto a Valencia”.

Andrés Antón también señaló que el informe pone de manifiesto que es necesario mejorar los procesos de financiación pública y privada para las empresas, sobre todo en los primeros años de los proyectos. Del estudio se desprende que “es necesario impulsar un grupo de inversores especializados en ciencias de la vida que conozcan el sector y tengan capacidad para evaluar y acompañar el crecimiento de los proyectos”.

El presidente resaltó que es urgente mejorar  el marco de ayudas a la I+D, tanto en volumen como en calidad y que son necesarios más incentivos fiscales, equiparables a los de otros países desarrollados con los que compiten las empresas. «Además, la Administración debe reforzar su capacidad de reacción para modificar la normativa y adaptarla a los cambios que se producen con las innovaciones biotecnológicas».

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