La universidad debe tener un papel relevante en la construcción del futuro

La universidad debe tener un papel relevante en la construcción del futuro

El IV Encuentro Internacional Universia de Rectores se ha enfocado en el papel relevante que la universidad debe desempeñar en la construcción del futuro. La Declaración de Salamanca ha debatido sobre la aceleración de la innovación y la globalización, los cambios demográficos, la contribución de la investigación científica a la mejora de la calidad de vida, la preparación de jóvenes y adultos para un mercado laboral más complejo y apenas predecible.  Cambios en los que las universidades tienen una gran responsabilidad.

Los 600 rectores han reflexionado sobre el impacto de la revolución tecnológica y su capacidad para transformar el sistema educativo. Fruto de esa reflexión se han adelantado algunas líneas de actuación, como aplicar métodos educativos innovadores; repensar los procesos organizativos, administrativos y de sostenibilidad; alcanzar alianzas, cursos y certificaciones con empresas; proponer nuevos modelos de certificación e integración con plataformas globales; ofertas formativas híbridas; programas de capacitación en el lugar de trabajo; formación extendida a lo largo de la vida; nuevas titulaciones especialmente relacionadas con disciplinas como la inteligencia artificial, la ciencia de datos y la computación. Todo ello poniendo un mayor énfasis en la educación humanística y en las competencias transversales de los estudiantes.

Tras recordar que las universidades generan conocimiento y progreso científico, la Declaración reconoce que el modo de hacer investigación ha cambiado y las universidades deben adaptarse. Para ello, recomienda interactuar con los organismos públicos y privados que son agentes activos de la investigación.

Por otro lado, reclaman que la sociedad reconozca el papel que las universidades desempeñan en el progreso científico.

«La Universidad -afirma la Declaracióndebe hacer un esfuerzo por informar y explicar qué hace, por qué y para qué. Para ello, la investigación debe ser abierta, participativa y colaborativa, lo que obliga, también, a revisar los paradigmas de financiación y evaluación de las universidades y de los investigadores. Finalmente, la investigación debe ser interdisciplinar abarcar todas las áreas, prestando especial atención a un equilibrio armónico y sostenible entre los avances tecnológicos y científicos, especialmente los más disruptivos, y los valores humanos.»

Combatir la desigualdad, promover el desarrollo sostenible y la cooperación social, son algunos de los papeles que tiene que asumir la universidad para contribuir al desarrollo social y territorial.

La Declaración concluye que, ante un entorno cambiante, la universidad debe tener un papel protagonista en la construcción «de un futuro mejor», e insiste en la necesidad de colaborar con otros agentes para desempeñar una función tan relevante como la transferencia de conocimiento que permita afrontar los retos y defender el papel de la educación como herramienta decisiva para el porvenir de los pueblos y los territorios.

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