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La recuperación de la economía continúa y el PIB crece un 3,1% en 2017

La recuperación de la economía continúa y el PIB crece un 3,1% en 2017

En 2017 se prolongó, por cuarto año consecutivo, la recuperación de la economía española y el PIB creció un 3,1 %, ligeramente inferior a lo observado en los dos años anteriores, según el Informe Anual del Banco de España.

Esta expansión del PIB, que en términos acumulados asciende a un 13 % desde el inicio del ciclo alcista en 2014, está permitiendo un rápido crecimiento del empleo y una reducción significativa de la tasa de paro, que continúa en niveles muy elevados.

La corrección de los desequilibrios de la economía española está favoreciendo la recuperación. En concreto, la mejora de la competitividad exterior y la disminución del sobreendeudamiento de los agentes privados están reflejando en una reducción de la posición deudora frente al resto del mundo.

La economía mundial, por su parte, ha mostrado en los últimos años un crecimiento modesto, que dio señales de un mayor dinamismo en 2017, cuando el PIB global registró su ritmo de avance más elevado desde 2011. Además, el comercio internacional pareció salir el ejercicio pasado de la fase de atonía de los años precedentes, lo que, en parte, vino asociado al impulso de la inversión, componente del gasto muy intensivo en flujos comerciales.

Esta evolución favorable se ha apoyado en el tono expansivo de las políticas económicas y, en especial, de la política monetaria. La consolidación gradual de la recuperación de la actividad y las señales incipientes de que la inflación podría estar iniciando una senda alcista están comenzando a motivar, en algunas áreas geográficas, una retirada paulatina de los estímulos monetarios, un proceso que no está exento de riesgos.

En el área del euro, la intensificación de la recuperación fue generalizada entre las distintas economías y, según las estimaciones disponibles, el avance de la actividad ya habría permitido absorber, a finales de 2017, la brecha negativa de producción a que dio lugar la crisis. La inflación permanece en niveles muy bajos, lo que hace que, a diferencia de Estados Unidos, donde la Reserva Federal ya ha iniciado el proceso de normalización de la política monetaria, en el área del euro haya sido preciso prolongar su tono expansivo.

Asimismo, los estímulos monetarios han permitido que se mantuvieran condiciones financieras muy holgadas en España, con tipos de interés de la financiación bancaria en niveles próximos a sus mínimos históricos, y con repuntes de los flujos de nuevo crédito, compatibles con la continuación del proceso de desapalancamiento de los agentes privados.

Entre los principales componentes del PIB, el consumo se desaceleró en 2017, aunque lo hizo en menor medida que la renta disponible de los hogares, de modo que la tasa de ahorro incrementó su ritmo de descenso, en la tónica de años anteriores. Por otro lado, la inversión siguió expandiéndose, en un contexto en el que la evolución de la demanda final dio lugar a nuevos aumentos en la utilización de la capacidad productiva.

Finalmente, las exportaciones reflejaron el mayor dinamismo de los mercados exteriores, a pesar del freno en las ganancias de competitividad frente al resto del área y de la apreciación del tipo de cambio efectivo frente al resto del mundo.

Retos económicos para 2018
En el informe del Banco de España, su gobernador advierte de que, entre las fuentes de fragilidad de nuestra economía, continúan siendo importantes la posición deudora neta frente al exterior, que sigue siendo elevada; la ratio de deuda pública, que se encuentra próxima a su mayor cota histórica; y el sistema financiero, que ha de afrontar todavía retos importantes.

Otros obstáculos que ser observan para el crecimiento a largo plazo son el alto grado de dualidad del mercado de trabajo, la existencia de regulaciones que limitan la competencia e impiden la reasignación eficiente de recursos, o las carencias en el capital humano y tecnológico, que suponen un lastre para el crecimiento de la productividad.

Así, un reto especialmente acuciante es el de la necesaria disminución del desempleo, particularmente elevado y persistente entre determinados colectivos, tales como los individuos más jóvenes y los más mayores, y los de menor nivel de cualificación.

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