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Marruecos, tan cerca y tan distinto

Quien decida dejarse aconsejar por nosotros y visitar el país vecino, descubrirá un destino que supone un placer para el viajero por sus contrastes, sus ciudades, su cultura y sus paisajes. Un país y una cultura tan cercabas y que, sin embargo, al descubrirlo nos golpea de lleno el cambio que percibimos al llegar a él. Marruecos no deja indiferente al viajero y es raro que quien lo haya visitado una vez no repita.

Y es que no es fácil en un primer viaje vivir las grandes diferencias que tiene el país entre sus ciudades y sus territorios. Por eso queremos volver para ver más y para vivir sensaciones y experiencias nuevas; porque el país lo permite y nos asegura la oportunidad de experiencias singulares.

Desde el encantador pueblecito de Xauen, en el norte, o perderse por la medina de Fez; hasta dormir una noche en las dunas de Merzouga, en una jaima -la auténtica tienda de los beduinos-, en las puertas del desierto.

Pero en este viaje vamos a realizar un recorrido que nos fascina y que es muy poco habitual para el viajero español: el contraste entre Marrakech y Dajla. Es fácil viajar a Marrakech, con excelentes conexiones desde España y es fácil coger un coche y bajar tranquilamente hasta Dajla. Simplemente hay que proponérselo.

Comenzar a conocer Marruecos: Dajla

Dajla es una pequeña ciudad situada a unos 1.400 km al sur de Marrakech, en la costa atlántica y ubicada sobre una estrecha península, adentrándose en el océano. Fue la antigua ciudad denominada Villa Cisneros, la última ciudad del Sahara en arriar la bandera española.

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Una población que durante mucho tiempo constituyó la única presencia española en territorio saharaui, rodeada por el mar y por el desierto. Punto de llegada de un apasionante camino, fácil de realizar desde Marrakech por carretera y por el que tenemos la sensación de perdernos en el tiempo y en el espacio conforme avanzamos. Adentrarse en él es sentir la soledad de una travesía, donde el entorno es el mar y la arena.

Hay cientos de kilómetros de un vacío que llena el alma. Aquí es donde vemos claramente que el viaje no es solo el destino, sino el propio trayecto. Y en el camino encontramos ciudades como El Aaiún, en la que hicieron el servicio militar miles de españoles hace ya unos cuantos años.

Dajla no tiene el caos ni las congestiones de los lugares turísticos. Podemos disfrutar de playas inmensas para recorrer, con un desarrollo turístico pausado y con muchas posibilidades para quien desee vivir una experiencia de desconexión fácil y cercana a nosotros. Porque haremos cientos de kilómetros con la sensación de la soledad y de no ver el fin ante la inmensidad de un paisaje desértico.

En esta ocasión recomendamos tan solo disfrutar de un recorrido al que no estamos habituados y que nos transmitirá sensaciones nuevas y apasionantes. Un recorrido de ida y vuelta, al que deberemos dedicar al menos seis días.

Marrakech, la ciudad de los contrastes

Marruecos es un país de fuertes contrastes. Y en ningún lugar se vive más eso que recién llegados a la ciudad Marrakech. Ciudad turística por excelencia de Marruecos, en ella podemos perdernos por sus callejones de tiendas en la medina, sorprendernos con el ambiente de la plaza de Jemaa el Fna o tener la sensación de estar en la mejor fiesta de Ibiza cuando entramos en el local del Palais Jad Mahal, frente al lujo de La Mamounia.

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La ciudad ofrece restaurantes para todos los gustos, bolsillos y con una profusión de «riads» sencillamente espectacular. Para los legos, los riads son casas árabes, al estilo de una casa de huéspedes, convertidas en alojamientos y con hermosos patios centrales. En ocasiones incluyen una pequeña piscina y algunos cuentan con un nivel de lujo y detalle que definitivamente supera nuestras expectativas. Al ver su puerta de entrada, en cualquier callejón de la ciudad, no puedes imaginar lo que hay en su interior. Se calcula que hay más de mil en la ciudad.

Visitar el Atlas

Estando en Marrakech no será fácil escapar del bullicio, el ajetreo de la gente, los vendedores insistentes (para los que recomendamos siempre una paciencia eterna, pues hacen su trabajo) y unas calles y plazas permanentemente transitadas.

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Es por eso que el viajero que desee buscar nuevas experiencias o conocer el desierto, debe salir en dirección este para cruzar el Atlas por una de las carreteras consideradas entre las diez más peligrosas del mundo.

Se ha de transitar la carretera hasta llegar a Zagora, atravesar Ouarzazate y pasar junto a los famosos estudios cinematográficos Atlas, los más importantes de África, donde se han filmado películas como La guerra de las galaxias o Gladiator. Podrás disfrutar de verdaderos ríos de palmerales entre esas montañas de Marruecos.

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