Miguel Bartolomé crea piezas cerámicas para proyectos arquitectónicos singulares

Miguel Bartolomé crea piezas cerámicas para proyectos arquitectónicos singulares

Ingeniero técnico en Diseño por la UJI, Miguel Bartolomé es un apóstol del producto cerámico. Desde su dilatada experiencia en el departamento de Arquitectura de Alicer primero y, con posterioridad, de ITC, siempre bajo la supervisión de Javier Mira, Miguel trabajó durante varios años en el desarrollo de productos cerámicos especiales, experimentó con materiales y formas e intervino como parte del equipo que proyectó exposiciones promocionales como Trans/Hitos.

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Su experiencia le sirvió para volver a la Universidad, esta vez como profesor de Diseño Cerámico y Expresión Gráfica, disciplinas que imparte desde hace ocho años.

La crisis -aunque Miguel prefiere hablar de momento de cambio- afectó a la industria cerámica y a los institutos tecnológicos que se vieron sin fondos públicos para mantener vivos muchos proyectos. Una crisis que sirvió de catalizador para apostar profesionalmente por lo que tenía en mente desde hacía tiempo.

Apostolado desde varios frentes

Así surge Cerámica a Mano Alzada, una iniciativa que promueve el uso de cerámica en arquitectura desde varios frentes. Por un lado, la labor doctrinal dirigida a arquitectos e interioristas a través del blog donde se explican las ventajas de la cerámica como material de construcción y sus valores tanto estructurales como decorativos.

Por otro lado, la asesoría en la que todo el conocimiento y el amor por el producto se ponen al servicio de las necesidades de proyectos concretos. Así nacen piezas especiales, generadas por Miguel en solitario o en colaboración con el proyectista.

Una asesoría que se extiende a la producción. “Trabajamos con pequeñas tiradas –afirma Miguel Bartoloméasí que recurrimos a pequeños fabricantes porque, salvo excepciones, no son proyectos de interés para firmas centradas en grandes tiradas”.

Si el proceso de diseño se hace mano a mano con el cliente, lo mismo ocurre con la producción, en la que se trabaja conjuntamente con el fabricante, muchas veces de forma totalmente artesanal.

Así se prueban desde distintas mezclas, colores y temperaturas hasta dar con el producto que se ha proyectado.

La exclusividad es uno de los valores de Cerámica a Mano Alzada, porque cada producto es objeto de una larga reflexión en la que interviene desde el uso que se va a dar a la pieza a la colocación.

Clientes fieles

Hoy en día, Cerámica a Mano Alzada tiene una cartera de unos 1.000 clientes, de los cuales 800 han llegado por su propio pie. Sus piezas protagonizan proyectos repartidos por todo el mundo, desde un exclusivo spa en una isla de Jamaica, a viviendas de lujo en Londres o Berlín.

La tercera pata del proyecto se centra en la formación, una actividad que poco a poco va tomando cuerpo y absorbe más atención de Miguel Bartolomé. Así surgen conferencias, seminarios y talleres prácticos destinados a dar a conocer las ventajas de la cerámica. Una labor que completa la difusión que realiza el blog.

La formación está más enfocada a “creyentes”, profesionales que defienden el uso de la cerámica en sus proyectos por la versatilidad y la capacidad decorativa que supone, así como por la posibilidad de diseñar piezas ad hoc.

En la actualidad, el trabajo constante, el detallismo y el gusto por la obra bien hecha ha provocado que Miguel Bartolomé haya empezado a recibir encargos de arquitectos de fama internacional.

Sus colaboraciones han empezado a cosechar premios, como el otorgado por Porcelanosa, que recibió el paseo marítimo de Alcossebre, remodelado por Sanahuja & Partners, cuya celosía cerámica es una de las grandes protagonistas del proyecto.

Encargos que hasta que se perfeccionan pueden pasar años mientras que surge el diseño más adecuado, el fabricante indicado, el presupuesto aceptable y, sobre todo, la aprobación del cliente final.

La colaboración con estos estudios de arquitectura se convierte en habitual y a un proyecto singular le sigue otro que exige nuevas piezas exclusivas, como las escamas concebidas para decorar las paredes de un restaurante o los suelos de una franquicia de pan que se inspiran en el color y la imagen corporativos.

Piezas de formas únicas que ponen en valor la cerámica más tradicional, volumétrica, de pequeño formato o las celosías, como la que ha desarrollado con el estudio de arquitectura de Dénia QB Arquitectos y de la que Miguel Bartolomé se muestra especialmente orgulloso, quizá por ser la última creación que se incorpora al catálogo.

Fórmulas propias

La colaboración con los fabricantes es tan estrecha como con los clientes, casi podría hablarse de simbiosis. Si al principio Cerámica a Mano Alzada se nutría de piezas de catálogo que sometía a alguna transformación para que se ajustarán a sus proyectos; luego se empezaron a desarrollar conjuntamente y en la actualidad algunas de las “fórmulas” propias reciben pedidos por parte de terceros y han entrado a formar parte de la oferta fabril.

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