García Margallo: “El impacto en el PIB español de la salida del Reino Unido de la UE será de 2.000 a 3.000 millones de euros en 2017”

García Margallo: “El impacto en el PIB español de la salida del Reino Unido de la UE será de 2.000 a 3.000 millones de euros en 2017”

2016-oct-Garcia-Margallo-2La última semana de septiembre, el exministro García-Margallo clausuraba en Alicante una jornada empresarial sobre el brexit y sus efectos sobre la economía española, organizada por Economía 3 en colaboración con PwC y la Diputación Provincial de Alicante. Con este motivo mantuvimos con él la siguiente entrevista.

¿Cuál es la posición de la diplomacia española respecto al calendario para la salida de la Unión por parte del Reino Unido y cuál debería ser su estatus con relación a la UE al final del proceso negociador?

Theresa May fue muy clara: “brexit means brexit” (“brexit significa brexit”) y, a partir de ahí, la maquinaria está en marcha. Reino Unido debería notificar su intención de retirarse de la Unión lo antes posible, para acabar con la actual situación de incertidumbre y comenzar a abordar el nuevo marco de relaciones.

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Corresponde al Reino Unido fijar sus objetivos para esta negociación, así como el marco de relaciones que desea. España defenderá que el nuevo marco de relaciones sea equilibrado, porque no sería aceptable un acceso a la carta al Mercado Interior y al resto de las políticas de la Unión, sin aceptar la libre circulación de trabajadores.

– ¿Cuál debería ser la posición de la Unión si alguna de las naciones o territorios que forman el Reino Unido, como Escocia o Irlanda del Norte, decidiesen emprender acciones para permanecer bajo el paraguas del Tratado de la UE? ¿Es posible esta hipótesis?

La Unión Europea tiene legislativamente resuelto este asunto: somos una organización internacional de integración, compuesta por los Estados miembros -y solo por los Estados miembros-, conforme al artículo 1 del Tratado de la Unión Europea.

Si el Reino Unido se retira de la Unión, se retiran todos los territorios que lo componen y el Derecho de la Unión deja de aplicarse a todos los territorios bajo jurisdicción del Reino Unido. No hay fórmula jurídica que permita que un territorio de un Estado que no es miembro de la Unión sea parte de la UE y, por lo tanto, se le aplique el Derecho de la Unión.

Los efectos del referéndum

– Pese a los cerca de 250.000 millones de libras que ha destinado el Banco ce Inglaterra para mantener la estabilidad de la divisa británica, esta ha llegado a perder en algunos momentos un 20 % de su valor. ¿Podemos dar por estabilizada la situación económica tras el referéndum o aún hay que esperar más efectos económicos, financieros o monetarios?

Tanto las autoridades del Reino Unido como las de la Unión Europea y sus Estados miembros nos hemos esforzado para minimizar las consecuencias negativas del referéndum, en un momento en el que la Unión comienza a superar definitivamente la crisis económica y a ver los primeros resultados reales de crecimiento y empleo.

Pero es muy importante resolver cuanto antes la incertidumbre que plantea el futuro marco de relaciones del Reino Unido con la Unión. De lo contrario, es lógico pensar que los operadores económicos y las personas tomen decisiones que frenen la inversión y los planes personales y, con ello, pueda afectar al crecimiento y al empleo.

PIB a la baja

– Dado el débil crecimiento económico en la UE, ¿la salida del Reunido Unido puede hacer entrar en recesión la economía de la Unión o frenar el escaso impulso económico que se registra?

Con anterioridad al referéndum del Reino Unido, las perspectivas macroeconómicas para el área del euro anticipaban un crecimiento económico en torno al 1,6 % en 2016 y al 1,7 % en 2017 y 2018. Ahora esas perspectivas se ven seriamente amenazadas; sin duda, el resultado del referéndum tendrá un impacto negativo sobre la economía de la UE por distintas vías, incluido el comercio de bienes y servicios y los mercados financieros. No hay que olvidar que el Reino Unido es la quinta economía del mundo, el segundo emisor y receptor de inversiones del mundo, y que un tercio de las transacciones financieras mundiales pasan por Londres.

Para el caso de España, además, hay que tener en cuenta que el Reino Unido es el cuarto comprador de productos españoles, el primer emisor de turistas a España y el tercer inversor extranjero en España, de igual manera que el Reino Unido es el segundo destino de las inversiones españolas en el exterior. El Ministerio de Economía ha estimado que el impacto directo e indirecto -vía el resto de la Unión-, en el crecimiento del PIB español de 2017, será de dos o tres décimas menos; es decir, entre 2.000 y 3.000 millones de euros. Otros analistas llegan a conclusiones muy parecidas.

2016-oct-Garcia-Margallo-1Más homogeneidad

– Nos enseñan los manuales de gestión empresarial que toda crisis encierra en sí misma una oportunidad. ¿Cuál es la oportunidad que encierra para la Unión Europea y para España esta crisis planteada por el Reino Unido?

La salida del Reino Unido de la Unión es una mala noticia para la Unión y para el Reino Unido. Traerá consecuencias negativas para la economía de la Unión, y mucho más negativas para el propio Reino Unido. La única oportunidad que la situación entraña es que la Unión –aunque pierde un socio muy importante-, gana en homogeneidad, puesto que es bien conocido que el Reino Unido mantenía posiciones especiales en la Unión. Para empezar, no formaba parte de la Unión Económica y Monetaria ni deseaba esta. Es evidente que la UE podrá avanzar más rápidamente en aquellas políticas en las que el Reino Unido impedía una mayor integración.

– Pero algo se está haciendo mal en el proceso de construcción europea, cuando no dejan de crecer los partidos y movimiento xenófobos en Europa. ¿Qué debemos cambiar en la política comunitaria?

El referéndum británico se ha celebrado en un contexto de creciente desafección hacia las instituciones europeas por parte de los ciudadanos, desafección causada, entre otras razones, por la sensación entre la ciudadanía de que la Unión no es capaz de resolver los problemas que les afectan, porque vive de espaldas a sus preocupaciones.

En este sentido, sería un error pensar que el resultado negativo del referéndum en el Reino Unido constituye un problema exclusivamente británico. La falta de una acción rápida ha contribuido a minar la confianza de los ciudadanos en el proyecto europeo. Si queremos recuperarla debemos trabajar para que la Unión Europea sea capaz, no solo de escuchar, sino de atender y de responder con eficiencia a las preocupaciones de los europeos; que estos perciban que las instituciones les son útiles y se encuentran a su servicio.   

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