Mozambique: Jugando con las ballenas en las playas de Guinjata
Las playas de Guinjata se encuentran en el Canal de Mozambique, el espacio oceánico formado entre el continente africano y Madagascar, rico en plancton y cuyas corrientes facilitan el paso de cientos de ballenas durante muchos meses (principalmente de junio a diciembre). En este entorno es fácil sumergirse, si eres amante del buceo, y disfrutar de una fauna sobrecogedora. La sola experiencia de visualizar las ballenas bajo el agua es apasionante, lo mismo que buscar las estaciones de limpieza de mantas y la imagen de varias de ellas circulando sobre nuestras cabezas es sobrecogedora y de dimensiones colosales. Una experiencia impactante.
Pero, seguramente, no todos sois avezados buceadores, no os preocupéis, desde la propia orilla las puedes disfrutar, jugando, saltando, viajando con sus crías. En el año 2015 se construyó en la costa un sencillo pero eficaz observatorio de ballenas, financiado por el Grupo Gheisa y Duna Lodge y se ha inaugurado este año. Sobre unas inmensas dunas de arena, frente al océano, con unas vistas inmejorables, y a 150 metros de Duna Lodge, el lugar ideal para alojarse.
El propio New York Times, las incluía en su selección de mejores playas del mundo. Disfrutar de una estancia en Duna Lodge, observar las ballenas y pasear por estas inmensas playas es sencillamente una experiencia singular, relajante y totalmente alejada de nuestro día a día. Te permite disfrutar de momentos contigo mismo, con el entorno, abordar aquel libro que tanto tiempo llevas queriendo leer y disfrutar, de tertulias al anochecer, sin más. A veces, no es necesario mucho más. Cambiar tus horarios habituales y seguir el ritmo del sol. Dejarse llevar por el relax que supone estar inmerso en un espacio salvaje, tropical, rodeados por el mar, las dunas, las palmeras y un cielo inmenso que puedes ver tranquilamente cuando la contaminación lumínica te lo permite, como es el caso.
La construcción de Duna se realizó con el reto de utilizar siempre materiales locales, respetar escrupulosamente las dunas y no cortar ni un solo cocotero para dar cabida a las construcciones. Estos palos son “Cimbiris” una madera extraordinariamente densa y resistente que es la base de la mayoría de las construcciones tradicionales en Mozambique. Para las paredes y las cubiertas vegetales de las casas se utiliza el “Makute” las hojas de los cocoteros secas y trenzadas de diversas formas para configurar paredes y cubiertas. Con estos elementos y uniendo los palos se pueden construir grandes estructuras soportadas sobre postes enterrados en la arena. De esta forma, las casas quedan montadas como “palafitos” con suelos de madera, se evita el uso de cimientos y se respetan las formas naturales de las dunas.
Si mirando al este, el panorama es un océano inmenso rico en fauna marina, mirando al oeste tenemos muy cerca el Parque Kruger, un espacio protegido, en el territorio de Sudáfrica, pero conectado con Mozambique a través del parque del Limpopo, aunque la fauna la encontrarás en la parte sudafricana. Un territorio de en torno a 400 km de largo de norte a sur, con una anchura media de unos 60 km, espectacular, en el que también vale la pena sumergirse en su interior dos o tres días y disfrutar de un safari en el mejor parque nacional de Sudáfrica, una extensión similar a la Comunidad Valenciana y puedo asegurarte que muchos de los alojamientos en su interior son realmente de ensueño.
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