El largo camino hasta Baracoa
Baracoa, situada al sureste de Cuba, en la región de Guantánamo, es el más antiguo asentamiento en la isla, levantado tras la llegada de los colonizadores españoles. Fue la primera capital. Hablamos de 1511. El reto, posiblemente, no es tanto el llegar a esta ciudad, como el conocer Cuba desde dentro, recorrerla de norte a sur, desde La Habana hasta Baracoa. Ese fue el objetivo de un maravilloso y sorprendente viaje que me permitió descubrir la otra realidad cubana, más allá de Varadero y su actual capital, o de los maravillosos Cayos.
Si ha visto la película Guantanamera, imaginará de qué le hablo. Cuando la vi recordé cada momento de este viaje. Recorrer Cuba es una apasionante aventura humana, llena de experiencias, donde vas descubriendo la realidad que la envuelve. En este caso, sin duda, la finalidad del viaje no es llegar al destino, sino disfrutar del camino.
Antes de salir de la capital es imprescindible perderse un par de días por La Habana Vieja, sus calles anacrónicas, la bodeguita de en medio, etc. No es un tópico, es un verdadero placer. Todo está cerca, accesible; simplemente, se trata de pasear tranquilamente, dejarse llevar.
Si va por primera vez a Cuba es indispensable descubrir La Habana Vieja, su situación, las dificultades con las que conviven sus vecinos, las tiendas, el malecón, todo forma parte de una realidad a la que no estamos acostumbrados. Algo ha ocurrido, porque el tiempo parece haberse detenido, algo que simbolizan a las mil maravillas los coches americanos de los años 50 o 60, reparados mil veces. No deje de visitar La Habana antes de que empiecen a cambiarla.
Hacia Ciénaga de Zapata
Inicié el recorrido hacia el Parque Nacional Ciénaga de Zapata, para visitar el mayor criadero de cocodrilos del mundo. Cada kilómetro recorrido es una experiencia única. Fui subiendo y dejando personas en todos los lugares, las dificultades del transporte hacen que esperen horas en lugares insospechados, para poder seguir avanzado hasta llegar a su destino, sin saber nunca cuándo llegarán. Luego, parada obligatoria en Bahía Cochinos, escenario de un episodio histórico para la isla.
Desde ahí a Cienfuegos, recogímos a una pareja en la carretera. Era un cirujano del hospital de Cienfuegos y su pareja, con quienes luego tuve la oportunidad de salir de cena y a bailar. Durante el recorrido, con el subir y bajar de pasajeros, tuve la maravillosa oportunidad de conocer a muchos cubanos, con los que compartí charlas apasionantes, lo que contribuyó a hacer de este viaje una experiencia singular.
Cienfuegos es una ciudad luminosa, llana, colonial; una ciudad trazada sobre cuadrículas, calles anchas y rectas. Desde aquí salí hacia el norte, hacia Santa Clara, tratando de volver a tomar la Nacional 1, una autovía ancha, pero destartalada y con aspecto de abandonada, donde el tráfico parece inexistente, para seguir luego hacia Camagüey, tomando la carretera central de Cuba y con parada en Ciego de Ávila.
Ciudades cuadriculadas, de construcciones bajas, luminosas, llenas de gente paseando, dispuestas a una conversación que puede parecer en principio estéril, pero que pronto se convierte en apasionante e intensa. He disfrutado y disfrutará mucho charlando con ellos. El tiempo transcurre de otra manera.
Luego ruta hacia Camagüey, o también conocida como Puerto Príncipe, territorio llano, repleto de belleza y parajes naturales. Y desde ahí, por Siboney, hasta Las Tunas, ciudad conocida como “la capital de la escultura”. Una noche y disfrutar de su ambiente nocturno.
Camino de Santiago de Cuba
Seguimos hasta Bayamo, la segunda ciudad fundada en la isla, repleta de edificios del siglo XIX, muchos de los cuales poseen la condición de monumento nacional. Desde aquí a Contramaestre, Palma Soriano y cogeremos de nuevo la Nacional 1 para llegar a Santiago de Cuba.
La segunda ciudad del país, con una bahía preciosa, es por donde entraron los primeros esclavos negros a Cuba, lo que forjó unas fuertes raíces africanas en la isla, que se fundieron con las españolas. Si algo destacaría de la visita a Santiago de Cuba es la experiencia de perderme por sus playas solitarias alrededor de la ciudad o disfrutar de la música, en una ciudad que ha sido cuna de gran cantidad de géneros musicales. Me parece realmente una ciudad auténtica, donde vivir la realidad de Cuba rodeado de belleza.
Pero el camino sigue y, bordeando por el norte el parque de la Gran Piedra y el de Baconao, se accede a Guantánamo, conocida mundialmente por las instalaciones militares norteamericanas que llevan su nombre. Y de nuevo bajando hacia Tortuguilla y tomando la carretera junto al mar, hasta Cajo Babo, donde tomaremos finalmente la dirección hacia Baracoa, para atravesar una cordillera de un paisaje precioso. Las playas que hemos dejado atrás son las que recogen los desembarcos de haitianos que en ocasiones tratan de llegar a la isla. Una zona virgen, despoblada.
Llegamos a Baracoa
Un tramo de paciencia por una carretera sinuosa, repleta de una vegetación exuberante de helechos prehistóricos, con denso bosque tropical, que finalmente nos da el acceso a esta maravillosa ciudad que es Baracoa, que prácticamente estuvo aislada del resto del país hasta 1965. Eso le ha permitido mantener su esencia.
Más cerca de Haití que de Santiago de Cuba o La Habana, un territorio montañoso, con lluvias 200 días al año, repleta de vegetación y arroyos, donde la naturaleza es una experiencia excepcional y el tiempo se ha detenido. Donde la gente se sigue dando recados por la emisora local. Una ciudad repleta de historias y leyendas, que vas descubriendo entre su gente; realmente, auténtico lujo el de esta ciudad.
Y la música, que forma parte de la vida nocturna de la ciudad, prácticamente todos los días hay conciertos en La Casa de la Trova, en La Terraza, en La Casa de la Cultura y en otros locales, y junto a grupos profesionales encuentras a improvisadores que llevan en la sangre el ritmo.
Todo es auténtico en Baracoa. Pero sobre todo lo son sus gentes y personajes. En 1996, el diseñador italiano Luciano Benetton quedó tan asombrado con la ciudad, que dedicó a la localidad un número completo de la revista Colors (108 páginas). Abre los sentidos y abandónate, disfrútala.
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