Salvador Navarro, presidente de la CEV
– ¿Tiene la CEV algo que decir con relación a la infrafinanciación que sufre la Comunidad Valenciana de los Presupuestos Generales del Estado?
– Mientras persista la situación actual, la Generalitat carece de capacidad para desarrollar una política dinamizadora, porque tiene que pagar los gastos de Sanidad, Servicios Sociales y los intereses de la deuda. Esto pone de manifiesto que no existe una visión estratégica por parte del Estado.
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Es cierto que nosotros tenemos nuestra parte de responsabilidad, porque hemos estado demasiados años excesivamente volcados en la promoción y la construcción. La Generalitat ha tenido muchos ingresos de ese sector que han resultado ser coyunturales. Pero reconociendo esto, la situación actual es irracional: una comunidad autónoma que está por debajo de la renta per cápita de España y con una Generalitat que funciona con respiración asistida, pero en cambio somos aportadores netos al sistema de financiación. No tiene sentido.
Y el problema es de difícil solución porque, para que nosotros recibamos lo que nos toca, otro tendrá que recibir menos de lo que ahora recibe. La Administración central va a procurar que esta batalla se libre entre las autonomías, pero pienso que es precisamente la Administración central quien tiene que hacer el ajuste que no ha hecho todavía. Si las competencias de Sanidad y Educación están transferidas a las comunidades autónomas, ¿cómo en los Ministerios de Sanidad y Educación siguen estando los mismos funcionarios que antes de las transferencias?
Aunque empiezan a cambiar las cosas, pienso que la opinión pública no es consciente de verdad lo qué supone la infrafinanciación. Por ejemplo, que las empresas de la Comunidad Valenciana estamos en desventaja competitiva con las de otras comunidades autónomas, y esto incide en cuestiones como, por ejemplo, el empleo.
– En el mejor de los casos, no será hasta 2016 cuando se revise el modelo de financiación autonómica, y los cambios se aplicarán, como pronto, en 2017, lo que significa un año más aumentando el endeudamiento de la Comunitat.
– El presidente Puig lo tiene muy claro y por eso habla de la mutualizar la deuda, algo en lo que ya incidía Juan Carlos Moragues, el actual delegado del Gobierno, cuando ocupaba la Conselleria de Hacienda.
– Pero, mientras tanto, seguimos haciendo piruetas con los Presupuestos.
– Si lo dice por los mil y pico millones de ingreso que ha incluido el conseller Soler en los Presupuestos para 2016 sin estar claro su origen, hay que recordar que el anterior conseller hace un año presupuestó mil millones de ingresos por la venta de inmovilizado y era evidente que no se iban a obtener.
Lo importante es que el dinero llegue para mantener los servicios públicos en funcionamiento y que el nuevo sistema de financiación garantice que los ciudadanos de este país reciben lo mismo para financiar los servicios públicos básicos (Educación, Sanidad y Asistencia Social) y para hacer el cálculo que permita eso, en la fórmula hay que meter a todas las Administraciones Públicas; las comunidades autónomas y la Administración central porque, durante todos los años que llevamos de construcción autonómica, mientras ha ido aumentando el gasto de las autonomías, no se ha reducido en la misma proporción el gasto de la Administración central.
Y si nos ponemos a hablar de infraestructuras, no se entiende que aún no estemos conectados por AVE la segunda y la tercera ciudad de España; no se entiende que no estén conectados el primer polo logístico del Mediterráneo (Puerto de Valencia) y el primer polo nacional interior (Aragón). Algo grave falla. La media de inversión del Estado en la Comunidad Valenciana ha sido del 7,7 % en los últimos quince años y eso no tiene sentido.
– ¿Cree que alguien es consciente de esto fuera de la Comunidad Valenciana?
– El problema de la infrafinanciación, tal y como ha dicho el presidente Puig, es su invisibilidad. En la Comunidad Valenciana hemos estado un poco adormilados en los últimos años y vendimos la imagen de que este era “el país de las maravillas”, pero en estos momentos la sociedad ha dado un giro y se ha puesto en marcha. El voto del 24 de mayo demuestra que a la sociedad valenciana ya no se la puede tachar de corrupta ni indiferente, porque ha optado por el cambio.
Los ministros ya no vienen a la Comunidad Valenciana “a plaza ganada”; se la tienen que ganar porque en estos momentos la tienen perdida. Y no me refiero solo a los del actual Gobierno. Creo sinceramente que la actitud reivindicativa se mantendrá gane quien gane las elecciones generales.