Sábado, 12 de Octubre de 2024
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Las empresas perderían competitividad sin el respaldo de los institutos tecnológicos

 

José Vicente González, de Cierval

Las empresas perderían competitividad sin el respaldo de los institutos tecnológicos

José Vicente González, de Cierval

¿Contribuyen los institutos tecnológicos de nuestra Comunitat a la mejora competitiva de los sectores productivos y de nuestras empresas? ¿Tiene su trabajo un impacto real en los resultados empresariales? El reciente estudio elaborado por la Universidad Carlos III de Madrid “Medida del impacto de los Institutos Tecnológicos en los resultados empresariales”, así lo pone de manifiesto: las empresas que colaboran con los institutos tecnológicos de Redit tienen una productividad, entendida como la cifra de negocios por empleado, un 9% superior a la de las empresas que no colaboran con agentes externos para la innovación.

No obstante, en Economía3  hemos querido ir un paso más y preguntar directamente a las empresas y representantes empresariales regionales. La cabeza visible de la patronal valenciana, José Vicente González ha mostrado su respaldo unánime.“Sin lugar a dudas, los institutos son un elemento fundamental para mejorar la competitividad de las empresas”. En opinión del presidente de la Confederación de Organizaciones Empresariales de la Comunidad Valenciana (Cierval), la competitividad no solo se obtiene “vía salarios”, sino y fundamentalmente, por la vía de la innovación. “Cuando uno es capaz de producir y vender un producto o servicio con mayor contenido tecnológico, con mayor valor añadido, con más innovación y desarrollo, lo puede vender a un precio más elevado, lo que a su vez redunda en mejores salarios”.

En este sentido, el presidente de la Federación Empresarial Metalúrgica Valenciana (Femeval), Vicente Lafuente califica a los institutos tecnológicos como “aliados estratégicos de excepción de todo el tejido productivo”. Valora especialmente cómo su cometido se centra en dar soporte a las empresas para que mejoren procesos clave de su funcionamiento –como el diseño y la fabricación (desde la organización de la producción hasta la gestión y formación de su capital humano)–. “Y todo ello con la perspectiva de adecuar la actividad de nuestras empresas al nivel de innovación que exige el nuevo escenario, así como estrechar el vínculo entre el avance del conocimiento y la actividad productiva con el bienestar”, señala Lafuente.

“Sobre todo, han contribuido –indica el presidente del Clúster de Automoción de la Comunitat Valenciana (Avia), Emilio Ortadando soporte tecnológico, principalmente, a las medianas y pequeñas empresas”. Orta resalta la proximidad de la red Redit especialmente para las empresas más pequeñas.

EFICIENCIA EN LOS PROCESOS PRODUCTIVOS

Desde el sector cerámico, Colorker destaca el papel de los institutos tecnológicos en la mejora de la eficiencia de los procesos productivos, contribuyendo por tanto a la mejora de la competitividad. “Todos los proyectos que  generen una reducción del coste, de manera directa o indirecta, están permitiendo que nuestros productos y nuestras empresas sean más competitivas”, explica el director general, Lino Díaz. “Desde Colorker –continúa– creemos que el impacto es real, siempre que puedas aplicar los trabajos de los institutos tecnológicos a la realidad de la empresa, por lo que el trabajo conjunto y la orientación de las necesidades de la empresa debe ser la brújula de los resultados de dichos trabajos”.

Miguel Burdeos, de Quimacova

Miguel Burdeos, de Quimacova

Para Miguel Burdeos presidente de la Asociación Química y Medioambiental del Sector Químico de la Comunidad Valenciana (Quimacova) los institutos tecnológicos son una base fundamental en el tejido de I+D+i de la Comunitat, “ya que su objetivo es acercarse cada vez más a la empresa y cubrir sus necesidades reales”.

En este punto, José Vicente González recuerda la naturaleza jurídica de los mismos, “si alguien está cerca de las necesidades de las empresas de un sector son precisamente las empresas de ese sector, y en el caso de los institutos, estas están presentes en sus consejos rectores, como asociaciones empresariales que son”.

Isidro Fuentes, director financiero de Germaine de Capuccini, añade que desde su experiencia, el impacto es “muy positivo”.  “Con su contribución conseguimos afianzar nuestra estrategia en I+D+i, gracias a la cual obtenemos una diferenciación en el mercado y un producto de calidad e innovador, tras el cual hay un trabajo de investigación y desarrollo fundamental para satisfacer a nuestros usuarios”. El responsable financiero de Germaine de Capuccini cree “firmemente” que apoyar este tipo de asociaciones es “enormemente necesario”. “Las empresas –recuerda– necesitamos tener su respaldo para llevar a cabo determinadas actividades de innovación. En nuestro caso la colaboración es muy estrecha, ya que el desarrollo de un producto cosmético conlleva importantes inversiones en I+D”. De hecho, la firma alicantina invierte el 5% de su facturación en I+D. “Todo valor añadido supone para la marca un valor de futuro”, dice Isidro Fuentes.

Miguel Burdeos insiste en que “es necesario aportar valor a nuestros productos para poder mejorar nuestro posicionamiento en los mercados exteriores, y nuestro sector así lo entiende, de ahí que uno de cada cuatro euros invertidos en I+D+i de la Comunitat pertenezca al sector químico”.

 

Isidro Fuentes, de Germaine de Capuccini

Isidro Fuentes, de Germaine de Capuccini

Al mismo tiempo el presidente de Quimacova hace hincapié en lograr una red “viable y ajustada a la realidad. Si el instituto tecnológico logra recoger las necesidades reales y cortoplacistas de las empresas conseguirá un mayor éxito. Se trata de facilitar las herramientas adecuadas en forma de servicios y proyectos para impulsar la I+D+i en las empresas del sector al que represente. La facilidad, en definitiva, es que pueda aunar mucha información real y utilizarla en plazos cortos de tiempo para ganar aplicabilidad y uso”, indica.

Lafuente está convencido de que los institutos tienen la capacidad y las herramientas para traducir el conocimiento en aplicaciones útiles para las empresas. “Lo que permite hacer realidad numerosos proyectos, agilizar la búsqueda de nuevas oportunidades de negocio, mejorar los procesos y resultados y reorientar estrategias de gestión hacia una cultura empresarial basada en la innovación como vía de desarrollo”.

En este sentido, José Vicente González urge a poner en marcha una cadena virtuosa de la innovación: ciencia-tecnología-mercado que, en nuestra comunidad, podría traducirse por universidad-institutos tecnológicos-empresas.

Cales Pascual
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