Martes, 16 de Abril de 2024
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Invertir en tiempos revueltos

Director de la oficina de Renta 4 Banco en Castellón.

Jesús Villegas, director de la oficina de  Renta 4 Banco en Castellón

Jesús Villegas

 El ahorrador español medio se ha caracterizado por ser muy cauteloso en la gestión de sus ahorros. Hasta hace unos días, la norma general era acudir a la entidad bancaria de turno y suscribir depósitos a plazo fijo a cambio de una determinada rentabilidad. En todos los casos, el rendimiento obtenido superaba con holgura la inflación, por lo que ni se llegaban a plantear otro tipo de inversiones. Pero todo esto cambió el verano pasado, cuando el Banco de España planteó una serie de recomendaciones en las que instaba a las entidades a limitar las remuneraciones a sus depósitos (y también los bonos y pagarés emitidos por estas entidades y comercializados en las oficinas) al 1.75 % anual.

A partir de ese momento, la rentabilidad obtenida en los depósitos es inferior a la inflación, por lo que, de un año para otro, se está perdiendo dinero en términos reales. Lo que podría suponer nuevos quebraderos de cabeza para los ahorradores inversores, debería ser enfocado desde una vertiente más positiva, ya que el abanico de posibilidades de inversión distintas a los depósitos tradicionales, es amplísima y no supone asumir nuevos riesgos de los que se tenía previamente.

Para poder aplicar una óptima estrategia de inversión es vital acudir a una entidad especializada, enfocada y orientada al cliente, como puede ser Renta 4 Banco.

En primer lugar, debe contar con un asesor independiente, formado, que conozca los productos financieros y su fiscalidad, y que esté en condiciones de poder obtener información objetiva y veraz del inversor para poder elaborar una propuesta de inversión adecuada al perfil del cliente. Obviamente, no es lo mismo una persona de 40 años, con hijos pequeños, con hipoteca y con un trabajo por cuenta ajena, que un empresario de 60 años, sin cargas financieras y sin hijos.

En segundo lugar, el asesor no solo debe conocer los productos y la fiscalidad, sino que debe tener conocimientos de la situación macroeconómica nacional e internacional, de las previsiones sobre la evolución de los tipos de interés, de la inflación, de la tasa de desempleo…

En tercer lugar, y teniendo una amplia base de información, debe estar en condiciones de elaborar una óptima planificación de la inversión del cliente y, tras una reunión con el mismo, acordar y corregir los pequeños detalles antes de implantar la estrategia.

Pero el trabajo no acaba aquí. No es suficiente con repartir los ahorros en distintos productos financieros y ya está. Es necesario que haya un “feed back” continuo con el cliente y que, cualquier desviación en la estrategia implementada sea corregida de inmediato. Como hemos dicho previamente, no hay un inversor igual a otro y tampoco deben serlo sus estrategias de inversión.

Renta fija-Renta variable

Así, un inversor totalmente adverso a cualquier tipo de riesgo, tendrá una inversión formada por activos muy líquidos y fundamentados en renta fija. Un inversor tolerante, por su parte, podrá tener una cartera formada por activos de renta variable. Pero clasificar los distintos activos en renta fija y renta variable es una diferenciación muy pobre, ya que dentro de cada tipo hay diversos elementos diferenciadores. Es como reducir el mundo de los colores al blanco y al negro.

Referente a la renta fija, la podemos separar en deuda pública, que es la emitida por los Estados, y deuda privada, que la emiten las empresas. Una vez conocido el emisor, es importante saber el nivel de solvencia de los mismos. El “rating” nos va a ayudar a saber si un determinado emisor tiene músculo financiero o está en una situación delicada. Sabiendo quien emite la deuda y su situación, debemos concretar el vencimiento, que no es otra cosa que el momento en que nos devolverán el principal invertido. Puede ser una semana, un mes, un año, veinte años o, incluso, hablar de deuda perpetua.

Si hablamos de renta variable, lo primero que nos viene a la cabeza son las acciones, y también se pueden establecer distintas clasificaciones. Por una parte, están los valores con mayor capitalización bursátil, que son los títulos de las empresas de un mayor tamaño, generalmente con un grado de internacionalización importante, en contraposición a los valores menos líquidos, de empresas de una menor dimensión.

Un detalle importante que hay que señalar es que el tamaño de la empresa no implica una mejor gestión de la misma. Hay empresas muy bien gestionadas y muy eficientes, que no son precisamente las más negociadas del mercado.

Se diferencian también las empresas que reparten dividendos de las que no lo hacen.

Si seguimos los análisis fundamentales, podemos determinar clasificaciones en función de determinados ratios financieros, y si seguimos con en análisis técnico, clasificaremos los valores en alcistas o bajistas.

FONDOS DE INVERSIÓN 

Los fondos de inversión son los vehículos cuya fiscalidad goza de mayores ventajas. Las participaciones de un fondo de inversión pueden traspasarse a otro fondo de inversión y no tiene efectos fiscales en el IRPF para el inversor mientras no se produzca el reembolso definitivo.

Dentro de la multitud de fondos existentes, tenemos desde los fondos garantizados, pasando por fondos de renta fija, fondos mixtos (combinación de renta fija y renta variable) y acabando en los fondos de renta variable. Los fondos nos permiten acceder a esos mercados cuya negociación es desaconsejable por diversos motivos (los costes que conlleva, por ejemplo, el invertir directamente en empresas asiáticas) y a sectores concretos (empresas extractoras de materias primas), a unos costes razonables.

La sociedad avanza a una velocidad de vértigo y la innovación queda reflejada en los diversos productos financieros que surgen periódicamente, como pueden ser los CFDs, mercado Forex, ETFs, etc.

Lo mismo sucede con los inversores y las distintas formas jurídicas en las que instrumentalizar los vehículos de inversión; las implicaciones fiscales no son las mismas en una persona física, en una sociedad limitada o en una SICAV.

Renta 4 Banco es una entidad capacitada para adaptarse a las circunstancias de cada inversor y ofrecerle los servicios, productos y vehículos de inversión adecuados.

www.r4.com

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