Presidente. Ética Family Office. 

Francisco Álvarez

A juzgar por las noticias que están difundiendo los medios de comunicación en el momento en el que escribo estas líneas, los paraísos fiscales vuelven a estar de actualidad. Solamente escribir “vuelven a estar de actualidad” me produce una rara sensación, que tiene una relación directa con el sentimiento de que los que tienen en sus manos la decisión de hacer desaparecer los paraísos fiscales se están riendo de mí. ¿Por qué digo esto? Lo voy a explicar. 

Hace ahora poco más de cuatro años tuvo lugar en Londres una reunión del G20, cuyo seguimiento mediático fue algo extraordinario. La razón de dicho seguimiento mediático se entendía porque el G20 se reunía tras la caída del banco Lehman Brothers, que representó, como sabemos, el pistoletazo de salida de la grave crisis socio-financiero-económica que estamos sufriendo.

¿Qué se dijo en dicha reunión? Muchas cosas, de las que voy a citar dos, que usted, respetado lector, puede verificar porque están en las hemerotecas. 

La primera es que Nicolás Sarkozy, entonces presidente de la república francesa, dijo en la tribuna del G20 que había que «refundar» el modelo económico vigente. ¡Extraordinaria declaración! Con toda humildad afirmo que los asiduos lectores de Economía 3 pueden constatar que en esta sección se había escrito ya mucho, a propósito de la necesidad de dicha «refundación». 

Lo interesante es también que Timothy Gartner, que entonces era secretario del Tesoro de EE.UU. (equivalente a ministro de Economía), apoyó la sorprendente declaración de Nicolás Sarkozy. ¿Qué se ha refundado desde entonces en el modelo económico? Nada. 

“Pegar fuego” a los paraísos fiscales 

La segunda cosa fue aún más impactante y salió de la boca de Dominique Strauss Kahn, que entonces era director, nada más y nada menos, que del Fondo Monetario Internacional. El señor Dominique Strauss Kahn dijo en la tribuna del G20 en Londres, con un tono que no dejaba lugar a dudas, que había que “pegar fuego a los paraísos fiscales”. Por favor, respetado lector, verifique en internet que esta declaración es la que hizo el señor Strauss Kahn…

¡Pegar fuego a los paraísos fiscales!. Confieso que desde hace mucho tiempo abogo para que los paraísos fiscales desparezcan, pero nunca había utilizado una frase tan extrema. ¿Qué ha pasado después de esta declaración tan aparentemente contundente, sobre todo en boca de todo un director del Fondo Monetario Internacional? Nada. 

Ahora, al parecer, la Unión Europea se despierta, y pone en su agenda el tema de los paraísos fiscales. ¿Desde cuando existe la Unión Europea? ¿Desde cuando los paraísos fiscales han sido una seria preocupación para la Unión Europea? ¿Tenía y tiene la Unión Europea los medios para hacer desaparecer los paraísos fiscales, por lo memos en Europa? Me paro aquí con las preguntas. 

Esto es una vergüenza y una tomadura de pelo. Vayamos al diccionario de la Real Academia de la Lengua Española para saber lo que dice sobre paraísos fiscales: “País o territorio donde la ausencia o parvedad de impuestos y controles financieros aplicables a los extranjeros residentes constituye un eficaz incentivo para atraer capitales del exterior”. Creo que está claro.

Desde que la Unión Europea existe ha permitido que existan países o territorios donde puedan ir capitales que paguen menos impuestos, y ahora parece ser que se da cuenta. ¿Ahora? La lista de dichos paraísos es conocida por todos desde hace muchas décadas. El hecho de que dichos paraísos no solamente permiten pagar menos impuestos, sino también ser los nichos del dinero proveniente de los traficantes de drogas, de armas y de personas, es conocido desde hace muchas décadas ¿Entonces? ¡Ya está bien de tomadura de pelo! 

Si la Unión Europea tuviese verdaderamente la intención de suprimir los paraísos fiscales, podría tomar dos medidas inmediatamente aplicables. La primera sería prohibir toda transferencia bancaria con destino o procedencia de cualquier entidad con sede en dichos países o territorios que, repito, son conocidos. La segunda es publicar la lista de las empresas que, mediante filiales o acuerdos, están presentes en dichos países o territorios. 

Para los que no lo sepan tal vez sea interesante conocer que la mayoría de empresas que forman parte del Ibex 35 tienen relación con algún país o territorio que están en la lista de los paraísos fiscales. Además, estas empresas pagan en España una media del 5% sobre sus beneficios, mientras que las pequeñas o medianas empresas españolas pagan de media el 20% sobre sus beneficios. 

Escándalo global 

Esto no ocurre solamente en España. Es algo extendido en todo el planeta. Valga como prueba lo que se está publicando sobre, por ejemplo, las multinacionales como Apple o Google. También es necesario saber que, si los capitales existentes en los paraísos fiscales pagasen los impuestos adecuados, como los pagan religiosamente los que tienen una nómina, se podría recaudar un billón de euros; un millón de millones de euros. 

No es fácil aceptar esta situación, simplemente porque es escandalosa cuando constatamos las medidas que el Gobierno está tomando. Me refiero a los recortes que están machacando a la ciudadanía. Ya está bien de paripé. El movimiento se demuestra andando, y debemos hacer todo lo necesario para que los paraísos fiscales desaparezcan. No con declaraciones; con hechos. Y hechos que se deben poner en marcha ya. Todo lo que no sea eso, es humo. Y me temo que, una vez más, las declaraciones de los dirigentes de la Unión Europea sean eso, humo. 

Por favor, respetado lector, vuelva a leer lo que he escrito en párrafos anteriores sobre las declaraciones del ex presidente Nicolas Sarkozy, del ex secretario del Tesoro de EE.UU. y del ex director del Fondo Monetario Internacional en la reunión del G20 que tuvo lugar en Londres tras el estallido de la crisis económica. No hablo de ideas, hablo de hechos.

La pregunta que también nos podemos hacer es la de saber si, finalmente, los paraísos fiscales no son ingredientes que el modelo económico actual necesita. Hasta que no se demuestre lo contrario, yo así lo creo. 

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